Reflexiones Bíblicas

San Marcos 10,46-52

Autor: Padre Juan Alarcón Cámara S.J

 

 

En aquel tiempo, Pedro se puso a decir a Jesús: "Ya ves que nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido." Jesús dijo: "Os aseguro que quien deje casa, o hermanos o hermanas, o madre o padre, o hijos o tierras, por mí y por el Evangelio, recibirá ahora, en este tiempo, cien veces más -casas y hermanos y hermanas y madres e hijos y tierras, con persecuciones-, y en la edad futura, vida eterna. Muchos primeros serán últimos, y muchos últimos primeros." 

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Ayer el Joven rico se fue triste, tenía un peso que le hacía imposible seguir a Jesús. Hoy Pedro, que sí le ha seguido, se lo recuerda: "Ya ves que nosotros lo hemos dejado todo para seguirte". Hoy, el Evangelio nos viene a decir que es posible seguir a Jesús... ( = identificarse con él vivir como el vivió, hacer nuestro sus sentimientos y actitudes...). No se trata de un imposible. Y esta es una muy Buena Noticia. Seguir a Jesús es en primer lugar un "don" (una gracia) y, acto seguido, "empeño" cotidiano, tarea. Sin la gracia de Dios es imposible ser cristiano. La respuesta de Jesús a Pedro, por su parte es esperanzadora. Se enmarca en el cuadro eclesial. Del seguimiento radical nace una comunidad fraterna (de hermanos, hermanas, madre, hijos). Los primeros cristianos experimentaron a causa de la fe una verdadera ruptura no sólo en el ámbito religioso sino también y más doloroso en el ámbito familiar. Ahora pertenecen a una nueva familia, la de Jesús ("estos son mi madre y mis hermanos, lo que escuchan la Palabra de Dios y la cumplen (Mc 3,34s). Y así la comunidad de hermanos, crecía y "todos tenían un sólo corazón y una sola alma", "nadie pasaba necesidad". Pero esta comunidad, como nos narran los Hechos, nace, crece y se expande a golpes de persecución. Hoy podríamos preguntarnos ante este Evangelio: ¿Estamos dispuestos a dejarlo todo y seguir a Jesús con el único y exclusivo equipaje de la fe?; ¿Creemos verdaderamente que es posible?.