Reflexiones Bíblicas

San Marcos 11,27-33

Autor: Padre Juan Alarcón Cámara S.J

 

 

En aquel tiempo, Jesús y los discípulos volvieron a Jerusalén y, mientras paseaba por el templo, se le acercaron los sumos sacerdotes, los escribas y los ancianos y le preguntaron: "¿Con qué autoridad haces esto? ¿Quién te ha dado semejanrte autoridad?" Jesús les respondió: "Os voy a hacer una pregunta y, si me contestáis, os diré con qué autoridad hago esto: El bautismo de Juan ¿era cosa de Dios o de los hombres? Contestadme." Se pusieron a deliberar: "Si decimos que es de Dios, dirá: "¿Y por qué no le habéis creído?" Pero como digamos que es de los hombre..." (Temían a la gente, porque todo el mundo estaba convencido de que Juan era un profeta.) Y respondieron a Jesús: "No sabemos." Jesús les replicó: "Pues tampoco yo os digo con qué autoridad hago esto."

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El Evangelio de hoy nos presenta a Jesús confrontando con extraordinaria lucidez y respeto a la autoridad política y religiosa de su pueblo (sumos sacerdotes, escribas y senadores). ¿Cómo es posible que un simple ciudadano de a pie, un laico de una aldea perdida de Galilea sin ninguna referencia académica, ni reconocido socialmente, fuera capaz de confrontar de este modo a las autoridades más altas de Israel, hasta dejarlas sin respuesta y hasta en ridículo?. Esto, desde un ángulo humano nos revela mucho sobre la personalidad de Jesús de Nazaret. Se trata de un hombre sensible a su tiempo, crítico, con una extraordinaria libertad interior, maduro, equilibrado, intuitivo, sorprendente, amante de la verdad, radical y de firmes convicciones, inteligente y de una lucidez mental tal que nadie podía enfrentar, sereno y pacífico, a la vez que valiente y arriesgado. Jesús fue un hombre profundamente coherente. En Él no había doblez. Desde esta perspectiva humana Jesús revela su autoridad. Autoridad que le viene de su extraordinaria experiencia del Padre y que le hizo comprender su vocación y misión de Hijo de Dios y Mesías. ¿Con qué autoridad haces estas cosas?, ¿Quién te ha dado semejante autoridad?. Estas preguntas tienen una respuesta en la manera de ser y de vivir de Jesús. La humanidad de Jesús revela su autoridad: "Jesús fue tan profundamente humano, que un humano así sólo podía ser Dios". La autoridad se puede perder; de hecho, la pierden los políticos, los religiosos, los padres de familia cuando no sostienen con la vida lo que predican. Los cristianos seremos ante el mundo gente con autoridad cuando nuestra experiencia del Dios de Jesús transforme nuestro entorno mediante un estilo de vida como el de Jesús. Una vida profundamente coherente, libre, con sentido crítico, arriesgada, apasionada por la verdad y la justicia, de hondas convicciones, madurez y equilibrio...