Reflexiones Bíblicas

San Marcos 8,11-13

Autor: Padre Juan Alarcón Cámara S.J

 

 

En aquel tiempo, se presentaron los fariseos y se pusieron a discutir con Jesús; para ponerlo a prueba, le pidieron un signo del cielo. Jesús dio un profundo suspiro y dijo: "¿Por qué esta generación reclama un signo? Os aseguro que no se le dará un signo a esta generación." Los dejó, se embarcó de nuevo y se fue a la otra orilla.

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Hoy la Palabra nos habla de la conflictividad que trae la opción por el proyecto de Jesús, proyecto de vida y solidaridad. Mientras Santiago invita a las comunidades de la dispersión a valorar la prueba como lugar de fortalecimiento en la fe, que permite crecer no sólo en la constancia sino en una vida acorde con las exigencias del Evangelio, vemos a Jesús enfrentado la crítica y la persecución por parte de un grupo de fariseos.

Es de esperar que al ver revaluadas muchas de sus leyes y creencias, vean en Jesús un peligro. No han podido leer la acción de Dios en los gestos cotidianos en los que tantas personas han recobrado su dignidad y su lugar en la sociedad, y piden una señal extraordinaria del cielo con el fin de ponerlo a prueba. 

La respuesta de Jesús nos deja ver a un hombre sensible, que reacciona desde lo profundo de su ser, ante la dureza de corazón de sus interlocutores. Pero no los juzga a ellos como personas particulares, sino que se duele de su generación: "¿Por qué esta generación pide una señal?", incapacitada para comprender la acción de Dios en la vida misma y necesitada de signos externos. 

La fe implica una actitud cotidiana de reconocimiento de Dios en la realidad. Pues el verdadero milagro es la vida misma, la comunidad que supera sus esquemas excluyentes y de dominio, para construir estructuras inclusivas y equitativas.