Reflexiones Bíblicas

San Marcos 10,13-16

Autor: Padre Juan Alarcón Cámara S.J

 

 

En aquel tiempo, le acercaban a Jesús niños para que los tocara, pero los discípulos les regañaban. Al verlo, Jesús se enfadó y les dijo: "Dejad que los niños se acerquen a mí: no se lo impidáis; de los que son como ellos es el reino de Dios. Os aseguro que el que no acepte el reino de Dios como un niño, no entrará en él." Y los abrazaba y los bendecía imponiéndoles las manos.

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Vemos de nuevo a Jesús rodeado de muchas personas. La gente le trae algunos niños para que los toque. "Tocar" en el evangelio es un gesto significativo que trae salvación, liberación y bendición.

Marcos describe una actitud hostil de los discípulos. Riñen y separan a estos pequeños de Jesús. Él "se enfada": una actitud que solemos olvidar o pasar de largo. Atender a esta reacción de Jesús quizá sea útil para reivindicar el enfado, la indignación, como una actitud cristiana válida e impulsora de actos transformadores... 

Le sigue a esta reacción una propuesta novedosa. A los niños que eran en aquel contexto unos seres olvidados y no tenidos en cuenta por la sociedad, Jesús los pone al centro como un modelo de vida para todos sus seguidores: "de los que son como éstos es el Reino de Dios". La infancia se convierte así en un paradigma de seguimiento y criterio de comunión con Dios: "El que no reciba el reino de Dios como un niño, no entrará en él", y acompaña su propuesta con gestos profundamente humanos, que muestran a un Jesús humano, tierno, capaz de orientar todos sus sentimientos hacia el bien: los abraza, los bendice, pone sobre ellos su mano, es decir se relaciona con ellos, como una madre que ofrece ternura y protección. 

Las lecturas de hoy constituyen una oportunidad para revisar la presencia de los niños y las niñas en nuestras iglesias. ¿Les ofrecemos a espacios de acogida amorosa en los que experimenten libertad y entusiasmo de encontrar un rostro de Dios cercano y amigo? ¿Hemos hecho una opción seria por defender la vida y la dignidad de niños y niñas en el mundo? ¿Qué barreras impiden a nuestros niños experimentar el amor de Dios y la vida plena?