Reflexiones Bíblicas
San Juan 14,27-31a

Autor: Padre Juan Alarcón Cámara S.J

 

 

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: "La paz os dejo, mi paz os doy; no os la doy yo como la da el mundo. Que no tiemble vuestro corazón ni se acobarde. Me habéis oído decir: "Me voy y vuelvo a vuestro lado." Si me amarais, os alegraríais de que vaya al Padre, porque el Padre es más que yo. Os lo he dicho ahora, antes de que suceda, para que cuando suceda, sigáis creyendo. Ya no hablaré mucho con vosotros, pues se acerca el Príncipe del mundo; no es que él tenga poder sobre mí, pero es necesario que el mundo comprenda que yo amo al Padre, y que lo que el Padre me manda yo lo hago."

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Jesús se despide deseando paz. Con esta palabra se indica en la cultura semítica una dimensión elemental de la vida humana, sin la cual ésta pierde gran parte de su sentido, si no todo. El significado básico de paz es: «lo completo, íntegro, cabal, sano, terminado, acabado, colmado" y, por tanto, "todo aquello que hace posible una vida sana armónica y todo lo que ayuda al pleno desarrollo humano". La definición de paz del diccionario castellano es mucho más pobre cuando la entiende como «situación en la que no hay guerra o lucha» o como sinónimo de tranquilidad, «ese estado de ánimo en cualquier sitio o situación cuando no hay lucha o intranquilidad de ninguna clase". 

Jesús se despide deseando paz, recomendando a los suyos que no estén intranquilos y que abandonen toda clase de miedo. En realidad, su despedida no es definitiva, será por poco tiempo. Se va a ir al Padre, pasando por la muerte como acceso a la vida definitiva, a la resurrección. Y esto, aunque lleve consigo para Jesús un trance sumamente doloroso, no debe ser considerado por sus seguidores una tragedia, ya que esa muerte va a ser ocasión de la manifestación plena del amor de Dios al ser humano.