Reflexiones Bíblicas
San Juan 6,30-35

Autor: Padre Juan Alarcón Cámara S.J

 

 

En aquel tiempo, dijo la gente a Jesús: "¿Y qué signo vemos que haces tú, para que creamos en ti? ¿Cuál es tu obra? Nuestros padres comieron el maná en el desierto, como está escrito: "Les dio a comer pan del cielo."" Jesús les replicó: "Os aseguro que no fue Moisés quien os dio pan del cielo, sino que es mi Padre el que os da el verdadero pan del cielo. Porque el pan de Dios es el que baja del cielo y da vida al mundo." Entonces le dijeron: "Señor, danos siempre de este pan." Jesús les contestó: "Yo soy el pan de la vida. El que viene a mí no pasará hambre, y el que cree en mí nunca pasará sed."

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Queda claro que la situación de los apóstoles, sus llamadas a juicio ante el Sanedrín, sus reprimendas y, por último, el martirio de Esteban, cuya consumación nos muestra la primera lectura, no son casos ni aislados ni que les ocurrieron a los cristianos porque sí; el origen de todo ello es su fidelidad a Jesús resucitado. Esto emerge primero que todo en la conciencia de los mismos discípulos, que se sienten asistidos por la misma fuerza de Jesús cuando afirman que ellos y el Espíritu Santo son testigos; y, en segundo lugar, en las imágenes celestiales que dice ver Esteban: ve a Jesús "a la derecha del Padre", una confirmación de que su muerte no es infructuosa y que además tiene un sentido, el testimonio de Jesús vivo.

También quiere subrayar Lucas que el comportamiento de los judíos ha sido un permanente rechazo a la Palabra y a la voluntad de Dios, que de muchas maneras ha llamado a Israel a la conversión y a su rectificación; pero siempre terminan persiguiendo a los mensajeros. De esto tiene que ser consciente el misionero cristiano y estar preparado con decisión y alegría para el momento de la persecución.

El testimonio de Esteban viene a ser una vez más la "señal" que, según Juan, los judíos reclaman a Jesús para creer en Él. Como respuesta Jesús se declara "el pan de la vida" y asegura que quien lo coma no pasará hambre, y el que crea en Él nunca volverá a tener sed. Esteban ha "comido" al Maestro; ha adherido y se ha configurado con él de tal manera que, con una fe a toda prueba, es capaz de entregar la vida por Él. El pan de la vida hará así que nunca vuelva a tener hambre, y gracias a su extraordinaria fe nunca más volverá a tener sed.