Reflexiones Bíblicas
San Juan 14,7-14

Autor: Padre Juan Alarcón Cámara S.J

 

 

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: "Si me conocéis a mí, conoceréis también a mi Padre. Ahora ya lo conocéis y lo habéis visto." Felipe le dice: "Señor, muéstranos al Padre y nos basta." Jesús le replica: "Hace tanto que estoy con vosotros, ¿y no me conoces, Felipe? Quien me ha visto a mí ha visto al Padre. ¿Cómo dices tú: "Muéstranos al Padre"? ¿No crees que yo estoy en el Padre, y el Padre en mí? Lo que yo os digo no lo hablo por cuenta propia. El Padre, que permanece en mí, hace sus obras. Creedme: yo estoy en el Padre, y el Padre en mí. Si no, creed a las obras. Os lo aseguro: el que cree en mí, también él hará las obras que yo hago, y aún mayores. Porque yo me voy al Padre; y lo que pidáis en mi nombre, yo lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo. Si me pedís algo en mi nombre, yo lo haré."

COMENTARIOS

Papa Benedicto XVI

La oración cristiana es oración hecha en nombre del Hijo. Si san Lucas se goza en hacer alusión a la identidad de la oración de los hijos y del Hijo, en san Juan este elemento esencial se hace explícito. "Orar en nombre del Hijo" no es una simple fórmula, ni son puras palabras. Para penetrarnos de este nombre de hijos, hemos de aceptar un proceso de identificación, aceptar el camino de la conversión y de la purificación, que es el que nos hace llegar a ser hijos en el Hijo, es decir, la realización del bautismo en la constante penitencia. Es así que respondemos a la invitación del Señor: "Cuando sea elevado de la tierra, atraeré a todos hacia mí" (Jn 12,32).

Cuando pronunciamos la fórmula litúrgica "por Cristo nuestro Señor", se hace presente toda esta teología. Día tras día, estas palabras nos invitan a recorrer el camino de la identificación con Jesús, el Hijo, por el camino del bautismo, es decir de la conversión y de la penitencia.