Reflexiones Bíblicas

San Juan 6,60-69

Autor: Padre Juan Alarcón Cámara S.J



Después de oírlo, muchos de sus discípulos decían: "¡Es duro este lenguaje! ¿Quién puede escucharlo?". Jesús, sabiendo lo que sus discípulos murmuraban, les dijo: "¿Esto los escandaliza? ¿Qué pasará, entonces, cuando vean al Hijo del hombre subir donde estaba antes? El Espíritu es el que da Vida, la carne de nada sirve. Las palabras que les dije son Espíritu y Vida. Pero hay entre ustedes algunos que no creen". En efecto, Jesús sabía desde el primer momento quiénes eran los que no creían y quién era el que lo iba a entregar. Y agregó: "Por eso les he dicho que nadie puede venir a mí, si el Padre no se lo concede". Desde ese momento, muchos de sus discípulos se alejaron de él y dejaron de acompañarlo. Jesús preguntó entonces a los Doce: "¿También ustedes quieren irse?". Simón Pedro le respondió: "Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de Vida eterna. Nosotros hemos creído y sabemos que eres el Santo de Dios". 

Leer el comentario del Evangelio por : San Jerónimo (347_420) presbítero, traductor de la Biblia, doctor de la Iglesia 

"Las palabras que os he dicho son espíritu y son vida."

Leemos las Sagradas Escrituras. A mí me parece que el cuerpo de Jesús es el evangelio y las Sagradas Escrituras son su doctrina. Sin duda, el texto: "Quien como mi cuerpo y bebe mi sangre" (Jn 6,56) encuentra su total aplicación en el misterio eucarístico. Pero el verdadero cuerpo de Cristo y su verdadera sangre es también la Sagrada Escritura, la doctrina divina. Cuando acudimos a los sagrados misterios, si cae una partícula, nos inquietamos. Cuando escuchamos la Palabra de Dios, si nos distraemos y pensamos en otra cosa mientras entra por nuestros oídos ¡qué responsabilidad!

La carne del Señor es verdadero manjar y su sangre verdadera bebida. Nuestro único bien consiste en comer su cuerpo y beber su sangre, no únicamente en el misterio eucarístico sino también en la lectura de las Escrituras.