Reflexiones Bíblicas
San Juan 3,22-30:

Autor: Padre Juan Alarcón Cámara S.J  

 

En aquel tiempo, fue Jesús con sus discípulos a Judea, se quedó allí con ellos y bautizaba. También Juan estaba bautizando en Enón, cerca de Salín, porque había allí agua abundante; la gente acudía y se bautizaba. A Juan todavía no le habían metido en la cárcel.

Se originó entonces una discusión entre un judío y los discípulos de Juan acerca de la purificación; ellos fueron a Juan y le dijeron: "Oye, rabí, el que estaba contigo en la otra orilla del Jordán, de quien tú has dado testimonio, ése está bautizando, y todo el mundo acude a él." Contestó Juan: "Nadie puede tomarse algo para sí, si no se lo dan desde el cielo. Vosotros mismos sois testigos de que yo dije: "Yo no soy el Mesías, sino que me han enviado delante de él." El que lleva a la esposa es el esposo; en cambio, el amigo del esposo, que asiste y lo oye, se alegra con la voz del esposo; pues esta alegría mía está colmada. Él tiene que crecer, y yo tengo que menguar."

COMENTARIOS

Jesús bautiza (22) o hace bautizar a sus discípulos (4,1), mostrando así su acuerdo con el movimiento contestatario comenzado por Juan Bautista (1,28). Este ha tenido que cambiar de lugar, ya ha comenzado la persecución contra él (23). Se quiere absolutizar a Juan Bautista; aunque él se presentaba sólo como precursor (1,6-8.15.26.30), sus discípulos pretenden oponerlo a Jesús (26); Juan reafirma su misión y manifiesta su gozo por el éxito del Mesías-Esposo (27-3C).

Lo ocurrido con Juan ha sido la tónica general de judaísmo: se había dado valor permanente a los enviados de Dios en el AT, en particular a Moisés. Ellos y su mensaje no se consideraban anuncio y preparación del Mesías, sino término en si mismos