Reflexiones Bíblicas
San Juan 8,21-30

Autor: Padre Juan Alarcón Cámara S.J  

 

 

En aquel tiempo, dijo Jesús a los fariseos: "Yo me voy y me buscaréis, y moriréis por vuestro pecado. Donde yo voy no podéis venir vosotros." Y los judíos comentaban: "¿Será que va a suicidarse, y por eso dice: "Donde yo voy no podéis venir vosotros"?" Y él continuaba: "Vosotros sois de aquí abajo, yo soy de allá arriba: vosotros sois de este mundo, yo no soy de este mundo. Con razón os he dicho que moriréis por vuestros pecados: pues, si no creéis que yo soy, moriréis por vuestros pecados."

Ellos le decían: "¿Quién eres tú?" Jesús les contestó: "Ante todo, eso mismo que os estoy diciendo. Podría decir y condenar muchas cosas en vosotros; pero el que me envió es veraz, y yo comunico al mundo lo que he aprendido de él." Ellos no comprendieron que les hablaba del Padre. Y entonces dijo Jesús: "Cuando levantéis al Hijo del hombre, sabréis que yo soy, y que no hago nada por mi cuenta, sino que hablo como el Padre me ha enseñado. El que me envió está conmigo, no me ha dejado solo; porque yo hago siempre lo que le agrada." Cuando les exponía esto, muchos creyeron en él.

COMENTARIOS

Los adversarios de Jesús parece que se sentían muy cómodos con la imagen de Dios que concebían y con su manera distorsionada de interpretar la Escritura y los mandatos divinos. Es que de alguna forma esa manera de ver a Dios y de interpretar su ley les otorgaba muchos privilegios y beneficios.

La acción salvífica de Jesús consiste en destruir aquella falsa imagen de Dios y poner en el centro de la vida humana el proyecto del Padre, que no es otro que el proyecto de la Vida, manifestado en el amor, en la solidaridad, en la fraternidad y en la edificación de una sociedad justa y equitativa. El rechazo, el no compromiso con esto, es lo que Jesús llama pecado; las acciones propias de "aquí abajo".