Reflexiones Bíblicas

San Juan 13,16-20

Autor: Padre Juan Alarcón Cámara S.J



Les aseguro que el servidor no es más grande que su señor, ni el enviado más grande que el que lo envía. Ustedes serán felices si, sabiendo estas cosas, las practican. No lo digo por todos ustedes; yo conozco a los que he elegido. Pero es necesario que se cumpla la Escritura que dice: El que comparte mi pan se volvió contra mí. Les digo esto desde ahora, antes que suceda, para que cuando suceda, crean que Yo Soy. Les aseguro que el que reciba al que yo envíe, me recibe a mí, y el que me recibe, recibe al que me envió". 

Leer el comentario del Evangelio por : Santa Teresa del Niño Jesús (1873_1897) carmelita, doctora de la Iglesia 

"...todo el que reciba a quien yo envíe, me recibe a mí mismo, y, al recibirme a mí, recibe al que me envió." (Jn 13,20)

Ser tu esposa, oh Jesús, ser carmelita, ser por mi unión contigo madre de las almas, debiera bastarme...No es así... Ciertamente, estos tres privilegios constituyen mi vocación: Carmelita, Esposa y Madre. Sin embargo, siento en mí otras vocaciones: siento la vocación de guerrero, de sacerdote, de apóstol, de doctor, de mártir. Siento, en una palabra, la necesidad, el deseo de realizar por ti, Jesús, las más heroicas acciones...

A pesar de mi pequeñez, quisiera iluminar a las almas, como los profetas, los doctores. Tengo la vocación de apóstol... Quisiera recorrer la tierra, predicar tu nombre, y plantar sobre el suelo infiel tu cruz gloriosa. Pero, oh, Amado mío, una sola misión no me bastaría. Desearía anunciar al mismo tiempo el evangelio en las cinco partes del mundo, y hasta en las islas más remotas... Quisiera ser misionera, no sólo durante algunos años, sino haberlo sido desde la creación del mundo y seguir siéndolo hasta la consumación de los siglos...

Oh, Jesús mío ¿qué responderás a todas mis locuras...¿Hay, acaso, un alma más pequeña, más impotente que la mía?... Sin embargo, fue precisamente esta mi debilidad la que te movió, Señor, a colmar mis pequeños deseos infantiles, y la que te mueve hoy a colmar otros deseos míos más grandes que el universo... Comprendí que el amor encerraba todas las vocaciones, que el amor lo era todo, que el amor abarcaba todos los tiempos y todos los lugares... en una palabra, que el amor es eterno... Por fin, he hallado mi vocación. Mi vocación es el amor.