Reflexiones Bíblicas
San Juan 12,44-50

Autor: Padre Juan Alarcón Cámara S.J  

 

 

En aquel tiempo, Jesús dijo, gritando: "El que cree en mí, no cree en mí, sino en el que me ha enviado. Y el que me ve a mí ve al que me ha enviado. Yo he venido al mundo como luz, y así, el que cree en mí no quedará en tinieblas. Al que oiga mis palabras y no las cumpla yo no lo juzgo, porque no he venido para juzgar al mundo, sino para salvar al mundo. El que me rechaza y no acepta mis palabras tiene quien lo juzgue: la palabra que yo he pronunciado, ésa lo juzgará en el último día. Porque yo no he hablado por cuenta mía; el Padre que me envió es quien me ha ordenado lo que he de decir y cómo he de hablar. Y sé que su mandato es vida eterna. Por tanto, lo que yo hablo lo hablo como me ha encargado el Padre."

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¿Cómo identificar hoy el grito de Jesús? La respuesta es simple y exigente: a través de la lectura, la escucha y la puesta en práctica de la Palabra de Dios. Palabra de Dios, testimonio y misión son inseparables en la vida de un cristiano. La Palabra de Jesús es la misma Palabra del Padre, una Palabra que es vida eterna para todo aquél que cree en ella. Jesús no se cansa de gritar, porque su misión es que todos tengan vida, y la tengan en abundancia. ¿Cómo podríamos ayudarle a Jesús en esta misión?