Reflexiones Bíblicas

San Juan 10,31-42

Autor: Padre Juan Alarcón Cámara S.J

 

 

En aquel tiempo, los judíos agarraron piedras para apedrear a Jesús. Él les replicó: "Os he hecho ver muchas obras buenas por encargo de mi Padre: ¿por cuál de ellas me apedreáis?" Los judíos le contestaron: "No te apedreamos por una obra buena, sino por una blasfemia: porque tú, siendo un hombre, te haces Dios." Jesús les replicó: "¿No está escrito en vuestra ley: "Yo os digo: Sois dioses"? Si la Escritura llama dioses a aquellos a quienes vino la palabra de Dios (y no puede fallar la Escritura), a quien el Padre consagró y envió al mundo, ¿decís vosotros que blasfema porque dice que es hijo de Dios? Si no hago las obras de mi Padre, no me creáis, pero si las hago, aunque no me creáis a mí, creed a las obras, para que comprendáis y sepáis que el Padre está en mí, y yo en el Padre." 

Intentaron de nuevo detenerlo, pero se les escabulló de las manos. Se marchó de nuevo al otro lado del Jordán, al lugar donde antes había bautizado Juan, y se quedó allí. Muchos acudieron a él y decían: "Juan no hizo ningún signo; pero todo lo que Juan dijo de éste era verdad." Y muchos creyeron en él allí. 

COMENTARIOS

El argumento de Jesús es simple: "Muchas obras buenas les he mostrado de parte del Padre" (v. 32). Esto quiere decir que Jesús muestra en sus obras el poder, la energía, la fuerza del Padre. Que Jesús en su accionar está en total comunión con el Padre. Hay un poder común entre Jesús y el Padre. Jesús no se está haciendo a sí mismo Dios, como interpretan los judíos, sino simplemente diciendo que en sus obras se revela el poder del Padre. Aquí no se afirma la divinidad de Jesús, sino la profundidad divina de su humanidad.

Además de sus obras, Jesús cita el Salmo 82, 6: "Yo he dicho dioses". Esta frase se refiere a los jueces en Israel. Como el juicio era visto como función divina, entonces los jueces son llamados "hijos de Dios". Jesús es más que un juez, es el enviado y santificado por Dios, por eso puede decir "yo soy Hijo de Dios". También hoy nosotros debemos vivir como Hijos de Dios.

El sentido de todo este texto es mostrarnos la identidad profunda de la humanidad de Jesús. La gran herejía de hoy es que los cristianos no creemos en la humanidad de Jesús. Todos creen en su divinidad, pero no creen en su humanidad. El Evangelio se Juan nos muestra toda la profundidad y grandeza "divina" de la humanidad de Jesús, para que nosotros también vivamos en nosotros todas esa profundidad y grandeza que vivió Jesús en su humanidad. No se trata de "hacerse como Dios", esa es la blasfemia que viven los poderosos de este mundo.