Reflexiones Bíblicas

San Juan 12, 1-11

Autor: Padre Juan Alarcón Cámara S.J

 

 

Seis días antes de la Pascua, fue Jesús a Betania, donde vivía Lázaro, a quien había resucitado de entre los muertos. Allí le ofrecieron una cena: Marta servía y Lázaro era uno de los que estaban con él en la mesa. 

María tomó una libra de perfume de nardo, auténtico y costoso, le ungió a Jesús los pies y se los enjugó con su cabellera. Y la casa se llenó de la fragancia del perfume. 

Judas Iscariote, uno de sus discípulos, el que lo iba a entregar, dice: ¿Por qué no se ha vendido este perfume por trescientos denarios para dárselos a los pobres? (Esto lo dijo no porque le importasen los pobres, sino porque era un ladrón; y como tenía la bolsa llevaba lo que iban echando) 

Entonces Jesús dijo: Déjala: lo tenía guardado para el día de mi sepultura; porque a los pobres los tenéis con vosotros, pero a mi no siempre me tenéis. 

Una muchedumbre de Judíos se entero de que estaba allí y fueron no sólo por Jesús, sino también para ver a Lázaro, al que había resucitado de entre los muertos. Los sumos sacerdotes decidieron matar también a Lázaro, porque muchos judíos, por su causa, se les iban y creían en Jesús. 

COMENTARIOS

En la última cena en Betania, poco antes de la cena donde Jesús celebró la Pascua con sus discípulos y discípulas, Jesús es ungido con un perfume. Esta cena está en Marcos 14, 3-9 y en Mateo 26, 6-13 y ahora aquí en Jn 12, 1-11. En el capítulo 11 del Evangelio de Juan vimos la resurrección de Lázaro, donde el personaje principal es Marta. Ahora es María. No debemos confundir esta María, hermana de Lázaro, con María Magdalena. Menos aún confundir estas dos Marías con la pecadora pública de Lc 7.

María unge los pies de Jesús, no su cabeza, anunciando el lavado de los pies que realizará Jesús a sus discípulos en la cena de Pascua (Jn 13, 1-13). El IV Evangelio ha contextualizado toda la escena de la unción de los pies de Jesús en la casa de Lázaro y sus dos hermanas. Toda la sección de los capítulos 11 y 12 está dominada por la figura de esta familia. Por eso las autoridades deciden no sólo dar muerte a Jesús (11, 45-54), sino también a Lázaro (12, 9-11).