Reflexiones Bíblicas

San Juan 3,5a.7b-15.

Autor: Padre Juan Alarcón Cámara S.J

 

 

En aquel tiempo, dijo Jesús a Nicodemo: "Tenéis que nacer de nuevo; el viento sopla donde quiere y oyes su ruido, pero no sabes de dónde viene ni a dónde va. Así es todo el que ha nacido del Espíritu." Nicodemo le preguntó: "¿Cómo puede suceder eso?" Le contestó Jesús: "Y tú, el maestro de Israel, ¿no lo entiendes? Te lo aseguro, de lo que sabemos hablamos; de lo que hemos visto damos testimonio, y no aceptáis nuestro testimonio. Si no creéis cuando os hablo de la tierra, ¿cómo creeréis cuando os hable del cielo? Porque nadie ha subido al cielo, sino el que bajó del cielo, el Hijo del hombre. Lo mismo que Moisés elevó la serpiente en el desierto, así tiene que ser elevado el Hijo del hombre, para que todo el que cree en él tenga vida eterna."

COMENTARIOS

Una de las cosas que más sorprende en el diálogo entre Jesús y Nicodemo es la incapacidad de los fariseos para comprender la experiencia de libertad que Jesús proponía. El bautismo de Juan insistía precisamente en la urgencia de liberarse de aquellas conductas que agravaban la situación de injusticia y descomposición social que habían llevado a Israel a vivir en medio de tan grandes contradicciones sociales. El bautismo cristiano se propone como un camino no sólo de liberación de lo negativo, sino como un sendero de libertad permanente. Esa experiencia de libertad y liberación, sin embargo, no fue acogida porque las personas carecían de la suficiente autonomía interna para aceptar lo evidente: Jesús encarnaba los valores del reino de Dios.

Nicodemo responde a Jesús con una pregunta que da a entender la poca apertura mental a la novedad de Dios manifestada en Jesús. Nicodemo es un hombre de buenas intenciones, pero incapaz de dar el salto que le permite ponerse del lado de Jesús y de una nueva manera de sentir la relación con Dios. Nicodemo se ata a sus propios esquemas de manera obsesiva e inconsciente que se le hace imposible aceptar que es la libertad el camino que lo lleva al encuentro con el Espíritu de Dios que actúa en la historia.