Reflexiones Bíblicas

San Juan 6,44-51

Autor: Padre Juan Alarcón Cámara S.J

 

 

En aquel tiempo, dijo Jesús a la gente: "Nadie puede venir a mí, si no lo atrae el Padre que me ha enviado. Y yo lo resucitaré el último día. Está escrito en los profetas: "Serán todos discípulos de Dios." Todo el que escucha lo que dice el Padre y aprende viene a mí. No es que nadie haya visto al Padre, a no ser el que procede de Dios: ése ha visto al Padre. Os lo aseguro: el que cree tiene vida eterna. Yo soy el pan de la vida. Vuestros padres comieron en el desierto el maná y murieron: éste es el pan que baja del cielo, para que el hombre coma de él y no muera. Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo; el que coma de este pan vivirá para siempre. Y el pan que yo daré es mi carne para la vida del mundo."

COMENTARIOS

La tarea de salvación aparece compartida entre el Padre y el Hijo. Dios es el encargado de atraer y Jesús de resucitar. Según los fariseos, la resurrección era el premio a quienes cumplían estrictamente la ley; para Jesús, es el premio para todos los que se adhieren a Él. La alusión a la profecía de Is 54,13 es aprovechada por Jesús para ratificar que la "enseñanza de Dios para todos" no consiste en la memorización de la Ley o en su esclavizante cumplimiento, sino en escuchar y aprender de Dios es seguir el proyecto de Jesús.

En una nueva declaración solemne, Jesús hace una contraposición entre comer el maná y morir, y comer el pan de vida de Jesús. En el fondo, es una nueva denuncia frente a la falsedad de ley. En efecto, los judíos, que consideraban la ley como fuente de vida, la llamaban "pan", pero en la práctica, terminó siendo un instrumento de muerte. El problema radicaba en que a una mediación se le había dado un valor absoluto, pues parecía que no fuera Dios el que salvaba sino la ley. El mensaje de Jesús es claro, no es la ley, sino el pan de vida el único autorizado para dar la vida eterna. A los requisitos de "ver y creer" para adherirse al proyecto de Jesús, se añade el de "comer" el "pan o la carne" entregado por la vida del mundo. Comer a Jesús, es sentirlo en la intimidad de nuestro corazón, sólo así seremos fuente de vida para nuestros hermanos.