Reflexiones Bíblicas

San Juan 14,27-31a. 

Autor: Padre Juan Alarcón Cámara S.J

 

 

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: "La paz os dejo, mi paz os doy; no os la doy yo como la da el mundo. Que no tiemble vuestro corazón ni se acobarde. Me habéis oído decir: "Me voy y vuelvo a vuestro lado." Si me amarais, os alegraríais de que vaya al Padre, porque el Padre es más que yo. Os lo he dicho ahora, antes de que suceda, para que cuando suceda, sigáis creyendo. Ya no hablaré mucho con vosotros, pues se acerca el Príncipe del mundo; no es que él tenga poder sobre mí, pero es necesario que el mundo comprenda que yo amo al Padre, y que lo que el Padre me manda yo lo hago."

COMENTARIOS

La tarea evangelizadora siempre trae crisis, incomprensiones y persecuciones. Esta es la experiencia de Pablo y de los primeros evangelizadores. Pero con la firme confianza en el Resucitado la empresa marcha adelante. Pablo se levanta y continúa la misión.

También la comunidad joánica experimenta la confusión y el miedo por las consecuencias que acarrea la predicación del Reino. Jesús comunica la paz. Pero aquí paz no es sinónimo de pasividad o de tranquilidad. La paz de Jesús es la firme convicción de estar obrando correctamente según el plan salvífico de Dios. Jesús realiza la voluntad de Dios por eso es acusado, perseguido y ajusticiado en un patíbulo. Igual suerte van a correr los continuadores de su proyecto. Pero la conciencia clara de estar contribuyendo con el proyecto de salvación para la humanidad alienta a los discípulos de Jesús para no sucumbir ante las múltiples dificultades que se atraviesen en el camino.