Reflexiones Bíblicas

San Juan 15,18-21

Autor: Padre Juan Alarcón Cámara S.J

 

 

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: "Si el mundo os odia, sabed que me ha odiado a mí antes que a vosotros. Si fuerais del mundo, el mundo os amaría como cosa suya, pero como no sois del mundo, sino que yo os he escogido sacándoos del mundo, por eso el mundo os odia. Recordad lo que os dije: "No es el siervo más que su amo. Si a mí me han perseguido, también a vosotros os perseguirán; si han guardado mi palabra, también guardarán la vuestra." Y todo eso lo harán con vosotros a causa de mi nombre, porque no conocen al que me envió."

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Jesús llama la atención a sus discípulos sobre las implicaciones que trae el amor como proximidad con el impuro, el excluido, el que no cuenta. Es perfectamente conciente que su propuesta que revolucionará el mundo no es fácilmente aceptada. Al contrario, los poderes de dominación buscarán por todos lados la forma de aniquilarla porque atenta contra sus intereses.

Pero también es lógico que todo sistema que se estructura sobre el egoísmo y el interés competitivo no puede soportar las exigencias del amor. Por eso el rechazo, la persecución y la eliminación de quienes proponen una sociedad estructurada sobre los valores de la solidaridad, fraternidad e igualdad social. Ningún sistema sociopolítico, socioeconómico o sociorreligioso basado en la lógica de mercado y de la libre y desigual competencia puede soportar la comunión de bienes y el compartir solidario de las riquezas. La acumulación desaforada y perversamente excluyente es absolutamente contraria a la socialización equitativa de los bienes de la creación. 

El amor es el dinamismo del Reino. Estamos llamados a ser testigos del Reino, es decir, generadores de relaciones humanas fundamentadas en el amor. Esta osadía nos convertirá en signos de contradicción y en enemigos del sistema vigente. Pero ese es el gran desafío para que el mensaje de Jesús sea creíble y se convierta en alternativa de vida para la humanidad.