Reflexiones Bíblicas

San Lucas 21, 34-36

Autor: Padre Juan Alarcón Cámara S.J

 

 

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas.

Jesús, hablando a sus discípulos acerca de su venida, les hizo esta comparación: Miren lo que sucede con la higuera o con cualquier otro árbol. Cuando comienza a echar brotes, ustedes se dan cuenta de que se acerca el verano. Así también, cuando vean que suceden todas estas cosas, sepan que el Reino de Dios está cerca. Les aseguro que no pasará esta generación hasta que se cumpla todo esto. El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán.

Palabra del Señor. 


Jesús nos enseñas a través de ejemplos fáciles de comprender, siempre recurriendo a la naturaleza y con narraciones de sucesos sencillos, tales como “ La Parábolas ”, con ellas aprendemos enseñanzas de algunas verdades importantes, especialmente en los aspectos morales, estos relatos fáciles de comprender generalmente llegan al corazón de los hombres. 

Los ejemplos que nos pone Jesús, están siempre vivos en nosotros, especialmente porque nos exige a nosotros mismos tomar conciencia de lo que es ser cristiano, es así, como no solo debemos tener oídos atentos a los ejemplos o las parábolas, además debemos tener preparado el corazón para comprender la sensibilidad de las enseñanzas y alejar toda soberbia en nosotros para aceptarla. 

La sutileza de sus ejemplos, sus narraciones y parábolas, siempre nos encantan y nos conmueven. La delicada, suave e interesante forma que utiliza Jesús para penetrar en nuestro corazón, nos invita a rechazar los estilos de vida conducentes al pecado, especialmente a aquellos que son productos de la soberbia, la envidia, la ira, la vanidad, el egoísmo, sentimientos que nutren la forma mas desvergonzada de vida del hombre. 

Es entonces en consecuencia, la parábola, una perfecta enseñanza de moral cristiana, sepamos descubrir en ella el llamado de salvación y conversión a Dios. 

Jesús a través de sus ejemplos, utiliza el mismo lenguaje de las actividades laborales y rutinarias de los hombres, es así como lo hace con ejemplos de las tareas del campo, de la vida hogareña, del mercader y de los pescadores, de esta forma Jesús hacia comparaciones para hacerlas fácilmente inteligibles las verdades espirituales.

En esta ocasión Jesús utiliza como ejemplo los árboles, y las estaciones, para que nuestra comprensión sea fácil para nosotros. 

Jesús, hablando a sus discípulos acerca de su venida, les hizo esta comparación: “Miren lo que sucede con la higuera o con cualquier otro árbol. Cuando comienza a echar brotes, ustedes se dan cuenta de que se acerca el verano.”

En efecto, así es, como se conoce que está próximo el verano por el fruto del árbol, así se conocerá la proximidad del Reino de Dios. 

Si nos fijamos en la vida real, el invierno siempre tiene como sentido mas triste, por ejemplo el campo no produce frutos, los árboles parecen si vida, pero ya al llegar la primavera, nos sentimos mejor y nos preparamos para la llegada del verano con mucho ánimo, con esperanza, porque sabemos que es la estación que más se disfruta. Es el ánimo con el que debemos caminar al Reino de los Cielos.

Y así, cuando los frutos reverdecen en todos los árboles y la higuera aparece fecunda, debemos esperar la venida del Señor, porque entonces se cogerán los frutos de su resurrección.

Dice Jesús; “Así también, cuando vean que suceden todas estas cosas, sepan que el Reino de Dios está cerca”. Es de entender que esta cerca, pero aún no ha llegado, no es todavía el fin de la espera, pero ya se prepara, ya viene el Hijo de Dios.

La convicción que tenemos como cristianos de que el Señor ya viene, nos da sentido nuevo a nuestra vida.

Jesús nos agrega; “Les aseguro que no pasará esta generación hasta que se cumpla todo esto. El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán”. 

La palabra de Jesús, es Palabra de Dios, Palabra verdadera, Palabra que jamás fallará, todo puede acabar, pero su Palabra permanecerá eternamente. Esta Palabra, no es comparable a la nuestra, con todos lo principios y verdades que queramos enunciar, por muchas hipótesis que intentemos demostrar. Porque nunca han sido perfectas las leyes de los hombres, muchas verdades científicas han caído, muchas verdades filosóficas dichas han quedado sepultadas.

Sin embargo, la Palabra de Jesucristo, como Palabra de Dios, es toda y una sola verdad, y la verdad no muere, vive por siempre, permanece en ella. Si nosotros, nos fundamentamos en las Palabras de Jesús, permaneceremos en la verdad, su Palabra de Maestro es la que enseña sin equívocos y es cierta.

El Evangelio de Nuestro Señor Jesucristo, ha permanecido y permanece como verdad por los tiempos. La palabra del Señor tiene vida eterna. 

Por comprender esto, Gracias Señor