Reflexiones Bíblicas

San Lucas 7,19-23

Autor: Padre Juan Alarcón Cámara S.J

 

 

Los mandó al Señor a preguntarle: "¿Eres tú el que ha de venir o tenemos que esperar a otro?". 

Ellos se presentaron a Jesús y le dijeron: "¿Eres tú el que ha de venir o tenemos que esperar a otro?". 

En aquel momento Jesús curó a muchos de sus enfermedades, dolencias y espíritus malignos, y dio la vista a muchos ciegos. 

Y les respondió: "Id y contad a Juan lo que habéis visto y oído: los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos quedan limpios, los sordos oyen, los muertos resucitan, se anuncia el evangelio a los pobres. 

¡Y dichoso el que no se escandalice de mí!". 



Acostumbrados a poner en tela de juicio todo, a veces, ni el mismo Dios está exento de nuestras sospechas.

Lo malo no es que se dude de Dios, lo más doloroso, y de eso sabemos mucho, es cuando se pasa de Él; cuando se es indiferente a Él; cuando amigos y hermanos nuestros ni se plantean la posibilidad remota de un Dios que camina a su lado.

Al contemplar el panorama en el que nos desenvolvemos parece que nos encontramos frente a una realidad sin posibilidad del retorno de una paz estable y duradera. Como si estuviésemos condenados a vivir en una estado de violencia y de pruebas, de angustia y de tristeza, de tensiones o de insatisfacción permanentes. Es como si la felicidad se resistiera a venir de una vez por todas y, por el contrario, se alejase indefinidamente de la sociedad donde vivimos.

Necesitamos restaurar, no solamente el arte que es exponente de la rica tradición cristiana de nuestro continente, sino también el corazón del hombre que ha perdido su interés y el entusiasmo por Dios.

Necesitamos recomponer, más que las formas de nuestra fe, también el modo de vida que llevamos: el divorcio existente entre lo que decimos y luego hacemos

Necesitamos buscar, no aquello que resulta bueno al paladar, sino aquello que nos compromete enteramente en pro de un nuevo mundo

Necesitamos recuperar, no solo huellas prehistóricas, sino también la esperanza y la emoción con la que hasta no hace muchos años se vivían las navidades. ¿Quién nos lo ha robado?


¿Eres Tú el que ha de venir Señor?

Aleja, Señor, del horizonte de nuestro pensamiento:

_La autosuficiencia que nos convierte en esclavos de nosotros mismos

_El orgullo que nos hace sentirnos dueños absolutos de todo lo que acontece

_La vanidad que nos pierde 

_La insipidez que nos impide el encuentro contigo

_La apatía que nos convierte en grandes desconocidos tuyos