Reflexiones Bíblicas

San Lucas 1,57-66

Autor: Padre Juan Alarcón Cámara S.J

 

 

"A Isabel se le cumplió el tiempo de su parto y dio a luz un hijo. 

Los vecinos y parientes, al enterarse del gran favor que el Señor le había hecho, fueron a felicitarla. 

A los ocho días llevaron a circuncidar al niño. Querían que se llamara Zacarías, como su padre. 

Pero su madre dijo: "No. Se llamará Juan". 

Le advirtieron: "No hay nadie en tu familia que se llame así". 

Preguntaron por señas al padre cómo quería que se llamase. 

Él pidió una tablilla y escribió: "Su nombre es Juan". Todos se quedaron admirados. 

Inmediatamente se le soltó la lengua y empezó a hablar bendiciendo a Dios. 

Todos los vecinos se llenaron de temor. Estas cosas se comentaban en toda la montaña de Judea. 

Todos los que las oían decían pensativos: "¿Qué llegará a ser este niño?". Porque la mano del Señor estaba con él."" 

Cuántas veces, con la intención de subir a un quinto piso, hemos dado al botón equivocado apareciendo en el ático de un edificio o, cuántas veces, sin saber cómo ni por qué…. nos hemos dado de bruces con el aparcamiento. 

Cuando llega la Navidad quisiera pensar que, ese momento, es el ascensor que Dios utiliza de nuevo para estar con el hombre. Sólo que, en este caso, no es Dios que no está en sus cabales o que anda confundido…es, simplemente, que quiere estar con nosotros. Que quiere compartir nuestra condición humana. Vivir y sentir como nosotros. Es Dios que desea cambiar nuestro paisaje, tan quemado por la injusticia y el desazón, la violencia y el terrorismo, la soledad y la sensación de derrotismo. Es Dios, quien con el ascensor navideño, desciende en un deseo de compartir nuestras miserias y de hacerse uno más entre nosotros.

Me impresiona la frase de Ortega y Gasset: "Algo grande debe ser el ser hombre cuando Dios quiso serlo".

Navidad es un ascensor por el que Dios baja a la tierra y con doble movimiento; en su bajada lo hará con toque de campanas y cantos angelicales, en el anonimato y en el más absoluto silencio de la noche. En su alzada lo hará en un madero clavado en la tierra y con el mismo amor despuntando hacia el cielo.


¡Gracias DIOS! 

_Porque cada navidad es un "descensor" por el que tu te empequeñeces y a nosotros nos haces grandes

_Porque cada navidad es un ascensor por el que elevas nuestro espíritu y llenas de paz nuestros corazones

_Porque cada navidad es un ascensor donde aprendemos a saludarnos y a querernos, a desearnos toda clase de parabienes

_Porque cada navidad es un ascensor donde nos miramos frente a frente y no por encima del hombro.

_Porque cada navidad dejamos que pase primero el humilde y el pobre, el menos agraciado y al que la suerte menos le sonríe.¡Gracias DIOS!

_Porque cada navidad es un ascensor en el que los hombres y mujeres aprendemos a caminar en la misma dirección. A respirar el mismo oxígeno de paz. A mirar hacia lo alto. A mirar hacia el cielo.¡Gracias DIOS!

_Porque cada navidad es un ascensor desde donde se divisa lo mucho que queda por hacer en la tierra. Lo insignificante que hay en ella y la grandeza de lo que arriba espera.

_Porque cada navidad es un ascensor donde, tú oh Dios, te haces botones, siervo, niño, humilde, hombre….

¡Gracias Dios y Niño, hombre y Dios!

_Porque cada navidad es un ascensor que va frenándose en cada corazón que se preocupa por llamarte, de solicitar tu parada, de pedir que tus puertas se abran para entrar de lleno en el misterio.