Reflexiones Bíblicas

San Lucas 9,22-25

Autor: Padre Juan Alarcón Cámara S.J

 

 

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: "El Hijo del hombre tiene que padecer mucho, ser desechado por los ancianos, sumos sacerdotes y escribas, ser ejecutado y resucitar al tercer día." Y, dirigiéndose a todos, dijo: "El que quiera seguirme, que se niegue a sí mismo, cargue con su cruz cada día y se venga conmigo. Pues el que quiera salvar su vida la perderá; pero el que pierda su vida por mi causa la salvará. ¿De qué le sirve a uno ganar el mundo entero si se pierde o se perjudica a sí mismo?"

COMENTARIOS

La gloria de Cristo pasa primero por la cruz. Y pasa por la cruz como consecuencia de su manera de vivir la misión. La cruz de Jesús no es un accidente, tampoco una equivocación. Los ancianos, los sumos sacerdotes y los escribas, , asesinaron a Jesús porque no podían tolerar más su forma de vivir. Porque estorbaba y amenazaba su poder. Jesús representaba una propuesta absolutamente distinta de vida buena y justa: el reino de Dios. Una alternativa al sistema dominante de la PAX ROMANA, cuyos valores e ideología se hallaba diametralmente opuesta al querer de Dios. Cuando Jesús anuncia su muerte, no está diciendo otra cosa que asumirá consecuentemente su vida justa y solidaria. Pero, no anuncia sólo su muerte, anuncia también su resurrección. Resurrección que sólo vendrá como consecuencia de su muerte en la cruz. El resucitado es el crucificado. El crucificado es el encarnado. En otras palabras, por la encarnación a la crucifixión y por la crucifixión a la resurrección.

"Tomar la cruz" no es otra cosa que asumir el proyecto de vida que Jesús nos mostró a través de su encarnación. La cruz es el resultado de decisiones voluntarias y compromisos escogidos al querer seguir a Jesús. Cargar la cruz es un estilo de vida cotidiana como resultado de enfatizar los valores del reino, de escoger una ética de justicia y de solidaridad, y de comprometerse con el proyecto de Dios en la transformación del mundo.