Reflexiones Bíblicas

San Lucas 6,43-49

Autor: Padre Juan Alarcón Cámara S.J

 

 

En aquel tiempo, decía Jesús a sus discípulos: "No hay árbol sano que dé fruto dañado, ni árbol dañado que dé fruto sano. Cada árbol se conoce por su fruto; porque no se cosechan higos de las zarzas, ni se vendimian racimos de los espinos. El que es bueno, de la bondad que atesora en su corazón saca el bien, y el que es malo, de la maldad saca el mal; porque lo que rebosa del corazón, lo habla la boca. 

¿Por qué me llamáis "Señor, Señor", y no hacéis lo que digo? El que se acerca a mí, escucha mis palabras y las pone por obra, os voy a decir a quién se parece: se parece a uno que edificaba una casa: cavó, ahondó y puso los cimientos sobre roca; vino una crecida, arremetió el río contra aquella casa, y no pudo tambalearla, porque estaba sólidamente construida. El que escucha y no pone por obra se parece a uno que edificó una casa sobre tierra, sin cimiento; arremetió contra ella el río, y en seguida se derrumbó y quedó hecha una gran ruina." 

COMENTARIOS

Jesús habla al corazón del ser humanos para invitarlo a la conversión y a la coherencia de vida. EL corazón es considerado en la Biblia como el centro de la persona humana. Allí se producen todos los sentimientos y pensamientos que rigen las actitudes y los comportamientos. En el corazón se produce la bondad, la justicia, la compasión y la verdad. Pero también el corazón puede estar lleno de codicia, ambición, egoísmo y violencia. Por eso es en el corazón el lugar donde acontece la salvación del ser humano. Y son las actitudes externas las que van a exteriorizar lo que hay en el fondo de la persona.

La parábola de los dos hombres que construyen su casa cierra esta parte del sermón de la llanura. En últimas se trata de aceptar o rechazar el mensaje de Jesús. La firmeza de los cimientos de las casas es la garantía de la autenticidad de vida. El discípulo que quiere hacer la voluntad del maestro edificará su casa sobre ese fundamento. Pero el que pretende ser discípulo sin asumir las consecuencias del seguimiento es como el que construye sobre falsos cimientos. Ante las primeras crisis se sabrá si hay autenticidad de vida o mera superficialidad.

Uno de los grandes problemas de la vida actual de nuestras sociedades es la falta de autenticidad. Incluso los seguidores de Jesús tendemos a llevar una vida un tanto cómoda y superficial que no implica demasiado esfuerzo. Por eso ante la primera dificultad nos olvidamos de los criterios del evangelio y nos dejamos llevar por los criterios del orden social vigente. Sin embargo, no podemos desconocer que hay muchas personas que viven de una manera sencilla pero auténtica el mensaje de Jesús. Esos han edificado su vida, su historia, su proyecto sobre cimientos fuertes.