Reflexiones Bíblicas

San Lucas 8,1-3

Autor: Padre Juan Alarcón Cámara S.J

 

 

En aquel tiempo, Jesús iba caminando de ciudad en ciudad y de pueblo en pueblo, predicando el Evangelio del reino de Dios; lo acompañaban los Doce y algunas mujeres que él había curado de malos espíritus y enfermedades: María la Magdalena, de la que habían salido siete demonios; Juana, mujer de Cusa, intendente de Herodes; Susana y otras muchas que le ayudaban con sus bienes. 

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Jesús recorre por todas partes predicando el evangelio del Reino junto con sus discípulos. Esto era una actividad normal de cualquier predicador de la época. Pero el texto señala algo inusual: a Jesús lo seguían mujeres. Desde luego que se trata de discípulas. Motivo de escándalo para la mentalidad patriarcal, androcéntrica de la época. La mujer tenía un puesto secundario tanto en la sociedad como en la religión. Su lugar estaba en la casa cuidando de los hijos y del marido. Pero no era normal que anduviera con hombres de un lugar a otro. Lucas dice que Jesús con su grupo iba por ciudades y pueblos en un estilo de vida completamente itinerante. La mujer ocupa un puesto importante en la comunidad lucana. Ella es testigo de la resurrección del Señor y está presente en el nacimiento de la Iglesia (Hch 1,14). En este pasaje queda claro el papel misionero de la mujer.

Jesús acoge a mujeres en su grupo. Ellas han colocado todos sus bienes al servicio de la misión. No solamente bienes de orden material sino también su propia vida. Algunas de ellas han sido testigos de la misericordia de Dios que las ha liberado de alguna opresión. Como los discípulos, también han sido habilitadas para contribuir en la extensión del Reino.

A pesar de la cultura patriarcal que aún permea nuestra sociedad y nuestras instituciones religiosas, hoy la mujer está desempeñando un papel decisivo en la vida social, política y económica. También dentro de la comunidad cristiana la mujer desempeña un papel fundamental en la evangelización y la catequesis. Ojalá demos pasos significativos en el reconocimiento del ministerio de la mujer en nuestras iglesias.