Reflexiones Bíblicas

San Lucas 10,17-24

Autor: Padre Juan Alarcón Cámara S.J

 

 

En aquel tiempo, los setenta y dos volvieron muy contentos y dijeron a Jesús: "Señor, hasta los demonios se nos someten en tu nombre." Él les contestó: "Veía a Satanás caer del cielo como un rayo. Mirad: os he dado potestad para pisotear serpientes y escorpiones y todo el ejército del enemigo. Y no os hará daño alguno. Sin embargo, no estéis alegres porque se os someten los espíritus; estad alegres porque vuestros nombres están inscritos en el cielo." 

En aquel momento, lleno de la alegría del Espíritu Santo, esclamó: "Te doy gracias, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y a los entendidos, y las has revelado a la gente sencilla. Sí, Padre, porque así te ha parecido bien. Todo me lo ha entregado mi Padre, y nadie conoce quién es el Hijo, sino el Padre; ni quién es el Padre, sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo se lo quiere revelar." Y volviéndose a sus discípulos, les dijo aparte: "¡Dichosos los ojos que ven lo que vosotros veis! Porque os digo que muchos profetas y reyes desearon ver lo que veis vosotros, y no lo vieron; y oír lo que oís, y no lo oyeron." 

COMENTARIOS

Los 72 regresan felices porque han combatido de una manera efectiva el mal en nombre de Jesús. La Buena Noticia es un recurso poderoso en contra de las opresiones, las cárceles, las cegueras ideológicas y, en general, contra cualquier forma de dominio que manipule al ser humano.

A diferencia de la misión de los doce (Lc 9, 1-6.10-11) la misión de los 72 es clausurada por Jesús con un gran festejo. Primero agradece al Padre por haber dado dones abundantes sobre la humilde comunidad de discípulos. Estos, siendo hombres y mujeres sencillos, campesinos, samaritanos y pobres, han sabido entender perfectamente el mensaje que comunica el Padre en Jesús. Ello alegra mucho a la comunidad, que ve en la persona de Jesús la realización perfecta de la obra de Dios: la nueva creación.

La comunidad de misioneros reconoce que en Jesús Dios ha culminado lo que había comenzado en la creación y en el pueblo elegido. Por esto, se alegran de que la presencia de Jesús se manifieste de manera especial en medio de ellos. Pues, todo lo que hicieron los profetas fue una preparación para recibir lo que Dios en Jesús nos daba. 

Hoy, como entonces, la comunidad cristiana está llamada a abrirse a la acción de Dios para hacer efectiva la presencia de Jesús entre los seres humanos. Esta apertura comienza con una fe radical en Jesús y una fe en lo que creía Jesús. Pues, no basta con creer en el Hijo de Dios; se hace necesario creer que es posible lo que Jesús quería para el nuevo Pueblo de Dios. La fe de Jesús nos llama hoy a hacer de este mundo un proyecto de vida donde las personas se realicen en todas dimensiones y donde la vida fraterna sea la alternativa al egoísmo institucionalizado