Reflexiones Bíblicas

San Lucas 11,37-41

Autor: Padre Juan Alarcón Cámara S.J

 

 

En aquel tiempo, cuando Jesús terminó de hablar, un fariseo lo invitó a comer a su casa. Él entró y se puso a la mesa. Como en fariseo se sorprendió al ver que no se lavaba las manos antes de comer, el Señor le dijo: "Vosotros, los fariseos, limpiáis por fuera la copa y el plato, mientras por dentro rebosáis de robos y maldades. ¡Necios! El que hizo lo de fuera, ¿no hizo también lo de dentro? Dad limosna de lo de dentro, y lo tendréis limpio todo." 

COMENTARIOS

Un fariseo invita a comer a Jesús. Si tenemos en cuenta que en reiteradas ocasiones Jesús se enfrenta con el grupo de los fariseos, resulta extraño que uno de ellos invite a Jesús a compartir la mesa. ¿Qué pretende enseñarnos este relato? Que Jesús acepta la invitación con una intención transformadora, liberadora: no sale de la casa del fariseo sin antes provocar un cambio de vida.

Jesús, el maestro, omite las normas de limpieza antes de comer. Es bueno recordar que entre los fariseos hay que cumplir por lo menos unas seiscientas normas o preceptos que hacen referencia a la pureza o impureza, entre ellas lavarse las manos antes de cada comida. El fariseo se admira. 

La respuesta de Jesús ante la actitud del fariseo el anfitrión de la cena, es el binomio dentro-fuera, interior-exterior, acentuando la importancia del interior, que es de donde procede nuestras actitudes y comportamientos.

La figura simbólica de «la copa y el plato que se limpian por fuera, mientras por dentro están llenos de rapiña y maldad», es otro detalle importante, y ha de ser interpretado desde nuestra vida social y comunitaria, en la que unos que se consideran buenos y preferidos condenan a otros, excluidos por la sociedad, pero aceptados por Dios. En un contexto semejante se dio la profundidad del encuentro de Jesús con el fariseo. De ahí su significado para nuestra vida y nuestro compromiso social hoy.