Reflexiones Bíblicas

San Lucas 11,42-46

Autor: Padre Juan Alarcón Cámara S.J

 

 

En aquel tiempo, dijo el Señor: "¡Ay de vosotros, fariseos, que pagáis el diezmo de la hierbabuena, de la ruda y de toda clase de legumbres, mientras pasáis por alto el derecho y el amor de Dios! Esto habría que practicar, sin descuidar aquello. ¡Ay de vosotros, fariseos, que os encantan los asientos de honor en las sinagogas y las reverencias por la calle! ¡Ay de vosotros, que sois como tumbas sin señal, que la gente pisa sin saberlo!" Un maestro de la Ley intervino y le dijo: "Maestro, diciendo eso nos ofendes también a nosotros." Jesús replicó: "¡Ay de vosotros también, maestros de la Ley que abrumáis a la gente con cargas insoportables, mientras vosotros no las tocáis ni con un dedo!" 

COMENTARIOS

Una mujer de entre la multitud, en voz alta y en público se dirige a Jesús; detengámonos en estos dos detalles. No es común que las mujeres hablen en publico y se dirijan al maestro de esa manera. Esto indica el modo de relación de Jesús y su grupo para con las mujeres en general. Podemos suponer que la mujer que alzó la voz era una mujer cercana a Jesús y a su grupo. Es sabido que es bien probable que Jesús, camino a Jerusalén, iba acompañado también de discípulas.

La expresión de la mujer aclude a dos figuras maternales por excelencia: el seno materno que le llevó y los pechos que le amamantaron. Esta sentencia hace referencia a la relación maternal directa de Jesús hacia su madre, María, pero él, muy hábilmente, da la vuelta a la expresión y amplía el círculo de filiación al discipulado, 

Para ser parte de la familia de Jesús es necesario seguirlo, ser discípulo suyo. Se rompe con el círculo familiar y se da un paso hacia la comunidad de hermanos y hermanas, a quienes se proclama dichosos.

"Dichosos más bien los que oyen y ponen en práctica la Palabra de Dios". 

La escucha y la práctica de la palabra de Dios: dos condiciones sin las cuales no es posible hacer el camino. Por eso Jesús responde en voz alta al elogio de la mujer con una sentencia que nos desafía e interpela.

En este breve evangelio la comunidad de Lucas nos pone frente a una realidad que no es imposible evadir; estamos llamados a confrontar nuestra realidad histórica con la palabra de Dios, que es la verdadera causa de nuestra alegría y de nuestra fuerza.