Reflexiones Bíblicas

San Lucas 12,1-7

Autor: Padre Juan Alarcón Cámara S.J

 

 

En aquel tiempo, miles y miles de personas se agolpaban hasta pisarse unos a otros. Jesús empezó a hablar, dirigiéndose primero a sus discípulos: "Cuidado con la levadura de los fariseos, o sea, con su hipocresía. Nada hay cubierto que no llegue a descubrirse, nada hay escondido que no llegue a saberse. Por eso, lo que digáis de noche se repetirá a pleno día, y lo que digáis al oído en el sótano se pregonará desde la azotea. 

A vosotros os digo, amigos míos: no tengáis miedo a los que matan el cuerpo, pero no pueden hacer más. Os voy a decir a quién tenéis que temer: temed al que tiene poder para matar y después echar al infierno. A éste tenéis que temer, os lo digo yo. ¿No se venden cinco gorriones por dos cuartos? Pues ni de uno solo se olvida Dios. Hasta los pelos de vuestra cabeza están contados. Por lo tanto, no tengáis miedo: no hay comparación entre vosotros y los gorriones." 

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La primera figura que aparece en el texto es la levadura, que más adelante es retomada (Luc 13,20-21) por él mismo Lucas para hablar del Reino de los cielos. Pero en el texto de hoy es tomada en forma negativa: Jesús advierte contra el peligro de la levadura de los fariseos, ya que es hipocresía, es decir mentira y confusión. La levadura es una imagen para expresar la acción de agitación y seducción de las palabras y orientaciones de los fariseos en la vida de fe de quienes los escuchan. Seguir estas orientaciones es caminar en sentido contrario al que Jesús ha trazado.

La segunda imagen que aparece es lo cubierto y lo descubierto. Jesús se presenta como quien habla con transparencia y claridad en contraposición a quienes actúan pretendiendo ocultar lo que será puesto a la vista. Como hombres y mujeres seguidores del Señor estamos llamados a actuar con transparencia, sin ocultismos. 

Es propio de la tradición profética hablar públicamente y en voz alta, para que todos escuchen las denuncias y la buena Nueva, los planes de Dios y sus exigencias. A los hipócritas y fariseos los encontramos hablando al oído y en voz baja para maquinar sin ser escuchados y para no ser descubiertos en sus mentiras y engaños.

La astucia y la vigilia son dos elementos importantes de nuestro ser cristiano. Sobre todo en contextos donde las estrategias del maligno se revisten de bondad. No debemos dejarnos engañar por una luz que nos deslumbra en un primer momento pero luego nos sumerge en las tinieblas.