Reflexiones Bíblicas
San Lucas 16,9-15

Autor: Padre Juan Alarcón Cámara S.J

 

 

En aquel tiempo, decía Jesús a sus discípulos: "Ganaos amigos con el dinero injusto, para que, cuando os falte, os reciban en las moradas eternas. El que es de fiar en lo menudo también en lo importante es de fiar; el que no es honrado en lo menudo tampoco en lo importante es honrado. Si no fuisteis de fiar en el injusto dinero, ¿quién os confiará lo que vale de veras? Si no fuisteis de fiar en lo ajeno, ¿lo vuestro, quién os lo dará? Ningún siervo puede servir a dos amos, porque, o bien aborrecerá a uno y amará al otro, o bien se dedicará al primero y no hará caso del segundo. No podéis servir a Dios y al dinero." 

Oyeron esto unos fariseos, amigos del dinero, y se burlaban de él. Jesús les dijo: "Vosotros presumís de observantes delante de la gente, pero Dios os conoce por dentro. La arrogancia con los hombres Dios la detesta." 

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El dios de cada nación representaba para ellos el ideal, las aspiraciones, y en general el modelo de sociedad que querían formar. Artemisa, Aserá, Baal, Dagón, Pitón y Beelzebú eran los nombres de algunos de esos dioses ajenos que pervertían la conciencia popular de los israelitas. Cuando algún grupo, aldea o nación se sujetaba al servicio de estos dioses, se sometía a todo el régimen de ideas que su ideología imponía. La servidumbre entonces se convertía en un proyecto opuesto al ideado originalmente para el pueblo desde las tradiciones tribales y mosaicas. Vista de este modo la idolatría, se puede adivinar cómo los intereses de Yavé, Dios de la Vida, fácilmente entraban en conflicto con los intereses de los otros dioses y las naciones que los respaldaban.

Por esto, cuando Jesús enfrenta a los fariseos no los acusa de idolatría por tener una escultura romana en sus casas. Jesús los acusa de idolatría porque se han puesto al servicio del dinero, del dios "Manmón", y han abandonado el servicio del Dios verdadero. A quienes le rinden culto les ofrece la falsa creencia de tener todo asegurado en esta vida. Los convierte en opresores de sus hermanos y en astutas criaturas de las tinieblas. El Dios de la vida por el contrario, muestra cómo el camino para la realización del ser humano pasa por la libertad de conciencia, la solidaridad con los hermanos y la búsqueda del bien común.