Reflexiones Bíblicas
San Lucas 17,7-10

Autor: Padre Juan Alarcón Cámara S.J

 

 

En aquel tiempo, dijo el Señor: "Suponed que un criado vuestro trabaja como labrador o como pastor; cuando vuelve del campo, ¿quién de vosotros le dice: "En seguida, ven y ponte a la mesa"? ¿No le diréis: "Prepárame de cenar, cíñete y sírveme mientras como y bebo, y después comerás y beberás tú"? ¿Tenéis que estar agradecidos al criado porque ha hecho lo mandado? Lo mismo vosotros: Cuando hayáis hecho todo lo mandado, decid: "Somos unos pobres siervos, hemos hecho lo que teníamos que hacer."" 

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La parábola esta compuesta con base en imágenes del pequeño labrador que posee un solo esclavo. El esclavo hace parte de la propiedad de su señor, muy distinto al jornalero que se contrata por un tiempo con el patrón.

El relato comienza con una pregunta de Jesús que tiene por finalidad hacer conciencia de la realidad del esclavo. Al regresar del duro trabajo del día cansado y hambriento, no puede el esclavo aún pensar en la comida y el descanso. Al contrario, como esclavo que es se le encarga otra nueva tarea como es el servicio de su amo. Una vez cumplido este mandato, cuando el señor no tenga más que mandarle, puede él también comer y beber.

Jesús vuelve a plantear una nueva pregunta ¿Acaso tiene que dar gracias al siervo porque hizo lo que le mandaron?. Agradecerle no se le ocurre al dueño pues no corresponde a la relación entre el amo y el esclavo. Se habla de agradecimiento y no de paga pues el esclavo, como propiedad del amo, no recibe salario alguno.

Esta situación tomada de la realidad de esclavitud de esos tiempos le sirve a Jesús para ilustrar la relación existente entre la humanidad y Dios. Aun habiendo hecho todo lo que Dios exige al discípulo y seguidor de él, no puede el discípulo perder la conciencia de que es un servidor. Así como el esclavo no puede ocupar el lugar del amo, el discípulo no puede ocupar el lugar de Dios.

El evangelio nos recuerda que somos seguidores, discípulos del Señor. A pesar que nuestros proyectos, tareas y actividades que realizamos diariamente están llenas de triunfos y reconocimientos, no somos a nosotros a quienes nos anunciamos sino a Jesús y el Reino de Dios.