Reflexiones Bíblicas
San Lucas 21,29-33

Autor: Padre Juan Alarcón Cámara S.J

 

 

En aquel tiempo, puso Jesús una parábola a sus discípulos: "Fijaos en la higuera o en cualquier árbol: cuando echan brotes, os basta verlos para saber que el verano está cerca. Pues, cuando veáis que suceden estas cosas, sabed que está cerca el reino de Dios. Os aseguro que antes que pase esta generación todo eso se cumplirá. El cielo y la tierra pasarán, mis palabras no pasarán." 

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Jesús utilizaba un lenguaje sumamente accesible para comunicar su mensaje. El objetivo de sus palabras no era enseñar complejas y doctas doctrinas, sino indicar donde irrumpía el Reino de Dios y cómo debía leerse la realidad. Esta forma de enseñar le traía gran simpatía entre el pueblo, que se congregaba en torno a él para escucharlo.

En el pasaje que hoy leemos, Jesús indica de qué modo se deben interpretar los signos de los tiempos. Para ello usa una metáfora agrícola, fácilmente comprensible para su audiencia campesina. En ella se pone en evidencia cómo del mismo modo que un árbol anuncia sus frutos por medio de las flores y los retoños, de la misma manera la realidad muestra signos de lo venidero. No se trata de hacer cábalas para el futuro, sino de descubrir en el presente los signos de los acontecimientos venideros. 

La comparación que Jesús propone advierte al pueblo sobre los peligros que conlleva el asegurarse únicamente en las garantías que ofrece un gran templo -centro religioso y económico a la vez- y en la solidez militar de unas grandes murallas. Ante la ceguera manifiesta de líderes oficiales y populares, Jesús trata de mover la conciencia de la gente mediante su enseñanza. Su intención es despertar a la multitud para que perciba los signos de la destrucción en medio de las falsas seguridades. El tiempo demostraría que Jesús tenía razón, pero la multitud fue más propicia a la manipulación de sus líderes tradicionales, de izquierda y derecha, que a las enseñanzas del Maestro de Galilea.