Reflexiones Bíblicas
San Lucas 5,27-32

Autor: Padre Juan Alarcón Cámara S.J

 

 

En aquel tiempo, Jesús vio a un publicano llamado Leví, sentado al mostrador de los impuestos, y le dijo: "Sígueme." Él, dejándolo todo, se levantó y lo siguió. Leví ofreció en su honor un gran banquete en su casa, y estaban a la mesa con ellos un gran número de publicanos y otros. Los fariseos y los escribas dijeron a sus discípulos, criticándolo: "¿Cómo es que coméis y bebéis con publicanos y pecadores?" Jesús les replicó: "No necesitan médico los sanos, sino los enfermos. No he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores a que se conviertan."

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El encuentro de Jesús con Leví sucede en medio de una intensa actividad misionera en Galilea. Entre curaciones, discusiones y transgresiones Jesús ve a Leví sentado en el despacho de impuestos. Otra historia similar sucede en la frontera sur, en Jericó, con Zaqueo, el jefe de los cobradores de impuestos. También Jesús lo ve, cuando este se hallaba trepado en el árbol. Las dos historias tienen una misma lógica. Se trata de revertir y confrontar el sistema tributario romano desde la propuesta de sociedad tribal que Jesús construye.

No deja de llamar la atención que la conversión tanto de Leví como de Zaqueo tenga que ver con asuntos económicos tan importantes para la sociedad de su época como es el sistema de recaudación de tributos del Imperio Romano. En ambos casos, entrar en la propuesta de Jesús, significó un cambio de ética económica. Dejar de cobrar impuestos en el caso de Leví y repartir lo tomado a los pobres en el caso de Zaqueo. El discipulado cristiano comporta una ética económica anti-tributuarista que conlleva, por un lado un enfrentamiento a uno de los pilares económicos del sistema romano, y por otro, la posibilidad de construir una sociedad distinta cuya dinámica económica no genera acumulación ni empobrecimiento. Este es el sentido de los banquetes en las casas de Leví y de Zaqueo.

Sobre la identificación de los publicanos con los pecadores, a quienes Jesús llama de una manera especial, tenemos una interesante reflexión de Juan Luis Segundo:

"Lucas, el evangelista que presta más atención a las estructuras socio-económicas, deja entender que los publicanos, encargados de la recolección del impuesto romano, estaban organizados jerárquicamente desde el punto de vista económico. Los "jefes" – como Zaqueo (cf. Lc 19,1ss) – adquirirán de los romanos amplias e importantes zonas de concesión, las que, a su vez, ofrecían en alquiler a concesionarios menores que tenían, como Leví (cf. Lc 5,27), "despachos" para pagos de impuestos en ciudades o zonas menos importantes. De Leví en particular se dice en Lc 5,29, que fue capaz de celebrar su incorporación al grupo de los discípulos que rodeaban a Jesús con "un gran banquete". Pero lo que hacía parias sociales de todos los publicanos era el ostracismo que les acarreaba el "pecado" público en que incurrían al traficar con un dinero que suponía la aceptación del imperio extranjero sobre la sociedad de los "hijos de Abraham" (cf. Lc 19,9) y el pueblo de Yahvé. Este es el estatuto que, con toda lógica, asimila a los publicanos, cualquiera que fuese su riqueza, con los pobres de Israel. Jesús no deja dudas al respecto: unos y otros constituyen lo que "está perdido" en la familia de Israel (Lc 5,31; 19,10). Y, en cuanto tal, Jesús primero y el Reino después les están destinados" (Juan Luis SEGUNDO, Historia perdida y recuperada de Jesús de Nazaret. De los Sinópticos a Pablo. Santander, Sal Terrae, 1990, p. 207). 

La opción por lo que "está perdido" desarrolla en Jesús una práctica transgresora que lo llevará a la confrontación con las estructuras políticas, culturales y religiosas del judaísmo, pero a la vez, lo ubicará en el corazón mismo de las poblaciones excluidas y marginadas por el mismo judaísmo, desde donde construye la sociedad sin exclusión ni marginación.

El banquete en la casa de Leví, es transgresión de la ley de la pureza con la que Israel protegía su identidad judía. La ortodoxia prohibía comer en casa de "pecadores". Sin embargo Jesús y la comunidad discipular parece hallarse muy bien allí. Se rompe con las estructuras de exclusión y se instaura una mesa para la inclusión. Esta es la conversión de Leví. Deja el "despacho" tributarista y asume la propuesta de la CASA tribal de hermanas y hermanos en donde se genera otra economía. El tributarismo es acumulación de una elite y empobrecimiento de las mayorías. El tribalismo es re-distribución igualitaria, es economía del compartir. Por eso es tan importante la comida comunitaria como simbolismo de la nueva economía. Las murmuraciones de fariseos y escribas corresponde a la reacción y la resistencia de la ideología dominante que no puede aceptar tal novedad contestadota y transgresora del orden vigente.