Reflexiones Bíblicas
San Lucas 11,14-23

Autor: Padre Juan Alarcón Cámara S.J

 

 

En aquel tiempo, Jesús estaba echando un demonio que era mudo y, apenas salió el demonio, habló el mudo. La multitud se quedó admirada, pero algunos de ellos dijeron: "Si echa los demonios es por arte de Belzebú, el príncipe de los demonios." 

Otros, para ponerlo a prueba, le pedían un signo en el cielo. Él, leyendo sus pensamientos, les dijo: "Todo reino en guerra civil va a la ruina y se derrumba casa tras casa. Si también Satanás está en guerra civil, ¿cómo mantendrá su reino? Vosotros decís que yo echo los demonios con el poder de Belzebú; y, si yo echo los demonios con el poder de Belzebú, vuestros hijos, ¿por arte de quién los echan? Por eso, ellos mismos serán vuestros jueces. Pero, si yo echo los demonios con el dedo de Dios, entonces es que el reino de Dios ha llegado a vosotros. Cuando un hombre fuerte y bien armado guarda su palacio, sus bienes están seguros. Pero, si otro más fuerte lo asalta y lo vence, le quita las armas de que se fiaba y reparte el botín. El que no está conmigo está contra mí; el que no recoge conmigo desparrama." 


COMENTARIOS

El poder de Jesús no pertenece al ámbito del poder demoníaco. Es exterior a él. Su poder pertenece al ámbito del poder del reino de Dios. Jesús quiere identificar, resaltar y enfatizar el carácter del poder del reino de Dios. Y de ello dice lo siguiente: 

1- que es diferente al poder demoníaco, 

2- que, sin ser armado, es más fuerte que el poder demoníaco, 

3- que su poder no está en las armas, 

4- que el poder desarmado vence al poder armado, 

5- que una vez vencido el poder armado, es desarmado y sus bienes repartidos. 

Una parábola para enseñarnos acerca del poder del reino de Dios y cómo este poder actúa con relación al poder del anti-reino. Ya vimos cómo el poder del anti-reino tiene que ver con la concentración del poder militar junto con el poder político y económico y cómo el poder del reino desarrolla una lógica desarmada, desconcentradora y socializadora del poder político y económico. La comunidad discipular no puede llegar a confundir el uno con el otro. Por ello Jesús hace un llamado para optar por uno de los dos, evidentemente, por el poder del reino de Dios. No hacerlo es ponerse en su contra buscando "seguridad" donde no la hay.