Reflexiones Bíblicas
San Lucas 6, 20-26

Autor: Padre Juan Alarcón Cámara S.J

 

 

En aquel tiempo, Jesús, levantando los ojos hacia sus discípulos, les dijo: "Dichosos los pobres, porque vuestro es el reino de Dios. Dichosos los que ahora tenéis hambre, porque quedaréis saciados. Dichosos los que ahora lloráis, porque reiréis. Dichosos vosotros, cuando os odien los hombres, y os excluyan, y os insulten, y proscriban vuestro nombre como infame, por causa del Hijo del hombre. Alegraos ese día y saltad de gozo, porque vuestra recompensa será grande en el cielo. Eso es lo que hacían vuestros padres con-los profetas. Pero, ¡ay de vosotros, los ricos!, porque ya tenéis vuestro consuelo. ¡ay de vosotros, los que ahora estáis saciados!, porque tendréis hambre. ¡Ay de los que ahora reís!, porque haréis duelo y lloraréis. ¡ay si todo el mundo habla bien de vosotros! Eso es lo que hacían vuestros padres con los falsos profetas." 

COMENTARIOS

Lucas sabe que una bendición conlleva, siempre, una reprensión. ¿Se puede bendecir a los pobres porque en su limitación saben vivir como auténticos hijos de Dios y al mismo tiempo, no entonar un lamento contra aquellos que son causantes de la pobreza? Ya pasaron los tiempos en los que la marginación, la falta de recursos y la miseria eran atribuidos a una supuesta «pereza» de los sectores marginados. Todos hoy saben que la pobreza se produce meidante unos finos mecanismos económicos que hacen una desequilibrada distribución de los bienes. Mientras el cinco por ciento de los privilegiados recibe el noventa y cinco por ciento de las ventajas, el noventa y cinco por ciento de los empobrecidos tiene que repartirse las migajas que caen de la mesa del rico «Epulón». 

Las bienaventuranzas y, su complemento, las lamentaciones, van al fondo del problema: nuestro mundo está amenazado por quienes acaparan todos los bienes y perdiguen a los que se atreven a levantar una voz de protesta. Dios no puede bendecir a aquellos que han convertido la historia humana en una interminable masacre y han minado la conciencia con ideologías tranquilizantes y conformistas. El futuro que Dios desea para la humanidad no puede estar diseñado por aquellos que devoran el universo para saciar sus ansias de poder. La humanidad redimida sale al encuentro de Dios en un mundo en el que es posible la comunión, la paz y la solidaridad.