Reflexiones Bíblicas
San Lucas 13, 18-21

Autor: Padre Juan Alarcón Cámara S.J

 

 

En aquel tiempo, Jesús decía: "A qué se parece el reino de Dios? ¿A qué lo compararé? Se parece a un grano de mostaza que un hombre toma y siembra en un huerto; crece, se hace un arbusto y los pájaros anidan en sus ramas. Y añadió: A qué compararé el Reino de Dios? Se parece a la levadura que una mujer toma y mete en tres medidas de harina, hasta que todo fermenta".

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Estas dos parábolas nos permiten penetrar muy hondo en la conciencia de Jesús para darnos cuenta de su convicción respecto al camino que debe recorrer la implantación del reinado de Dios. Tiene que comenzar desde lo más pequeño, desde lo imperceptible. En medio de un ambiente que no concede el mínimo de importancia a lo pequeño, a lo ínfimo, Jesús dice que es desde esta dimensión desde donde tiene que comenzar a germinar la realidad reino de Dios. Y Jesús se refiere tanto a situaciones y sucesos pequeños como a personas. El reino está abierto y debe construirse con los que no cuentan, con los ilegales, con los que la sociedad y su sistema político, económico y religioso va desechando. En qué momento se invirtió en el seno de la comunidad esta exigencia de Jesús, no lo sabemos, pero sí sabemos que ese fue el momento en el cual se comenzó a caminar en contravía del querer del Padre y de la praxis de Jesús. 

La otra parábola se refiere a cómo el reino debe ser transmitido. En línea con la primera, donde no importa lo grande, aquí lo menos importante es la velocidad, la prisa... ¡como si Jesús hubiera intuido de antemano la mentalidad del mundo occidental de varios siglos después!

Para Jesús en este momento de su vida, próximo cada vez más a Jerusalén, lo que importa es que tanto ese reino que el predica va quedando emplantillado en la conciencia de quienes decidan entrar en él. La prisa, la premura no cuentan aquí. Así como la pequeña cantidad de levadura va fermentando toda la masa, así han de actuar quienes están comprometidos con Jesús y su causa, como la levadura deben ir fermentando lentamente a toda la masa que es la sociedad. 

Convendría revisar si nuestro estilo de vida, la calidad de nuestra adhesión al reino sí va fermentado la masa, esto es, si nuestras palabras y acciones van transformando poco a poco las relaciones sociales o si por el contrario todo queda igual...