Reflexiones Bíblicas
San Lucas 14, 15-24

Autor: Padre Juan Alarcón Cámara S.J

 

 

En aquel tiempo, uno de los comensales dijo a Jesús: "¡Dichoso el que coma en el banquete del reino de Dios!" Jesús le contestó: "Un hombre daba un gran banquete y convidó a mucha gente; a la hora del banquete mandó un criado a avisar a los convidados: "Venid, que ya está preparado." Pero ellos se excusaron uno tras otro. El primero le dijo: "He comprado un campo y tengo que ir a verlo. Dispénsame, por favor." Otro dijo: "He comprado cinco yuntas de bueyes y voy a probarlas. Dispénsame, por favor." Otro dijo: "Me acabo de casar y, naturalmente, no puedo ir." El criado volvió a contárselo al amo. Entonces el dueño de casa, indignado, le dijo al criado: "Sal corriendo a las plazas y calles de la ciudad y tráete a los pobres, a los lisiados, a los ciegos y a los cojos." El criado dijo: "Señor, se ha hecho lo que mandaste, y todavía queda sitio." Entonces el amo le dijo: "Sal por los caminos y senderos e insísteles hasta que entren y se me llene la casa." Y os digo que ninguno de aquellos convidados probará mi banquete." 

COMENTARIOS

Continuamos con el evangelio de Lucas todavía en casa del jefe de los fariseos. 

A propósito del comentario que hace el comensal, Jesús se ingenia esta parábola que escuchamos hoy con la cual enseña a sus oyentes que ese banquete ya está siendo ofrecido por el Padre precisamente en él al pueblo israelita. En toda parábola de Jesús queda impresa su más profunda convicción de lo que es Dios y su reinado, en primer lugar; luego un aspecto de anuncio y finalmente un aspecto de denuncia. 

Convicción profunda de Jesús: El reino del Padre está presente y no excluye a nadie, todos son invitados. La acogida de Jesús a toda clase de personas indica que ese universalismo de su Padre entrevisto ya desde el Primer Testamento (cf. Is 56) se está realizando pero primero que todo al interno del mismo pueblo. Es que dentro del pueblo el ambiente era de un cierto sentido de exclusividad de unos respecto a la posibilidad de relación con Dios. Recodemos cómo, a causa de las leyes religiosas, se había formado un cuadro de estratificación en el que una inmensa mayoría quedaba excluida de lo religioso, y no se diga de la exclusión a causa de la procedencia y de las posibilidades económicas que determinaban la posición social. Pues bien, mientras los líderes del pueblo mantenía a toda costa aquella estratificación, Jesús la ignora completamente y comienza por hacer presente el reino de Dios y a invitar a entrar en él a todos los marginados y excluidos.