Reflexiones Bíblicas
San Lucas 10, 21-24

Autor: Padre Juan Alarcón Cámara S.J    

 

 

En aquel tiempo, lleno de la alegría del Espíritu Santo, exclamó Jesús: "Te doy gracias, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y a los entendidos, y las has revelado a la gente sencilla. Sí, Padre, porque así te ha parecido bien. Todo me lo ha entregado mi Padre, y nadie conoce quién es el Hijo, sino el Padre; ni quién es el Padre, sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo se lo quiere revelar." Y volviéndose a sus discípulos, les dijo aparte: "¡Dichosos los ojos que ven lo que vosotros veis! Porque os digo que muchos profetas y reyes desearon ver lo que veis vosotros, y no lo vieron; y oír lo que oís, y no lo oyeron."

COMENTARIOS

Jesús envía los setenta y dos discípulos a anunciar el reino de Dios por todos los pueblos. Al regreso, ellos comparten con Jesús su éxito: «hasta los demonios se someten en tu nombre». Es entonces que escuchamos la oración de Jesús, que la liturgia nos propone hoy. Jesús alaba que a Dios porque estas cosas no se las ha manifestado a los sabios y entendidos sino a los humildes y sencillos. Termina alabando a sus discípulos por que ente se están cumpliendo lo que muchos profetas y reyes esperaron. La predicación del Reino que hacen sus discípulos en nombre de Jesús resulta efectiva que hasta los demonios se someten. En Jesús se revela al Mesías esperado pero de una manera nueva, en los humildes y sencillos, porque Dios ha querido manifestarse en los sencillos.

Celebrar el adviento es reconocer en los pequeños gestos de solidaridad, en los caminos de organización y vida de los pueblos indígenas, campesinos, afroamericanos, comunidades de base, comunidades barriales, caminos de Reino y de construcción de una sociedad más acorde a los designios de Dios.