Reflexiones Bíblicas
San Lucas 6,20-26

Autor: Padre Juan Alarcón Cámara S.J

 

 

En aquel tiempo, Jesús, levantando los ojos hacia sus discípulos, les dijo: "Dichosos los pobres, porque vuestro es el reino de Dios. Dichosos los que ahora tenéis hambre, porque quedaréis saciados. Dichosos los que ahora lloráis, porque reiréis. Dichosos vosotros, cuando os odien los hombres, y os excluyan, y os insulten, y proscriban vuestro nombre como infame, por causa del Hijo del hombre. Alegraos ese día y saltad de gozo, porque vuestra recompensa será grande en el cielo. Eso es lo que hacían vuestros padres con los profetas. Pero, ¡ay de vosotros, los ricos!, porque ya tenéis vuestro consuelo. ¡Ay de vosotros, los que ahora estáis saciados!, porque tendréis hambre. ¡Ay de los que ahora reís!, porque haréis duelo y lloraréis. ¡Ay si todo el mundo habla bien de vosotros! Eso es lo que hacían vuestros padres con los falsos profetas."

COMENTARIOS

El «reino de Dios» es la sociedad alternativa que Jesús se propone llevar a término. La proclama del reino no la efectúa desde la cima del monte, sino desde el «llano», en el mismo plano en que se halla la sociedad construida a partir de los falsos valores de la riqueza y el poder.

«Pobres» no son los miserables -pese a que éstos lo tienen más fácil, porque no han de renunciar a nada-, sino los que libremente renuncian a considerar el dinero como valor supremo -un ídolo- y optan por construir una sociedad justa, eliminando la causa de la injusticia, la riqueza; son los que se dan cuenta de que aquello que ellos consideraban un valor -éxito, dinero, eficacia, posición social, poder- de hecho va contra el hombre.

Jesús no promete felicidad a los pobres: los declara «felices», porque tienen ya a Dios como Rey; mientras se construye esta sociedad alternativa, continuará habiendo hambre y sollozos, pero la esperanza de que esto puede cambiar espolea a los que ya empiezan a vivir esta nueva realidad.

Los «ricos», en cambio, los que quieren mantener la injusticia, puesto que de esta manera aseguran su posición privilegiada, están condenados a la miseria.