Reflexiones Bíblicas
San Lucas 11,27-28.

Autor: Padre Juan Alarcón Cámara S.J

 

 

En aquel tiempo, mientras Jesús hablaba a las gentes, una mujer de entre el gentío levantó la voz, diciendo: "Dichoso el vientre que te llevó y los pechos que te criaron." Pero él repuso: "Mejor, dichosos los que escuchan la palabra de Dios y la cumplen."

COMENTARIO

En el centro del tríptico (b: vv. 27-28) encontramos la acla­mación de una mujer que representa al resto de Israel: « ¡Dichoso el vientre que te llevó y los pechos que te criaron!» (11,27). Se trata de la pequeña parte del pueblo que se escapa de la destruc­ción y constituye el núcleo del pueblo salvado por Dios, según el lenguaje profético. Son los que con sinceridad siguen creyendo en los privilegios históricos de Israel. Pero Jesús no va en absoluto en esta dirección. El proclama una sociedad alternativa, en la que todo hombre tenga cabida: «Pero él repuso: "Mejor: ¡dicho­sos los que escuchan el mensaje de Dios y lo cumplen!"» (11,28). No hay fronteras de ascendencia de sangre para Jesús. Para entrar a formar parte de la comunidad del reino es suficiente -¡como quien no dice nada!- 'escuchar el mensaje' que él proclama y 'ponerlo en práctica'. Dicho y hecho. Este es el núcleo de toda la secuencia. Quien hace fructificar en hechos palpables y experiencias reales lo que ha escuchado, éste es verdaderamente "dichoso".