Reflexiones Bíblicas
San Lucas 10,1-9

Autor: Padre Juan Alarcón Cámara S.J

 

 

En aquel tiempo, designó el Señor otros setenta y dos y los mandó por delante, de dos en dos, a todos los pueblos y lugares adonde pensaba ir él. Y les decía: "La mies es abundante y los obreros pocos; rogad, pues, al dueño de la mies que mande obreros a su mies. ¡Poneos en camino! Mirad que os mando como corderos en medio de lobos. No llevéis talega, ni alforja, ni sandalias; y no os detengáis a saludar a nadie por el camino.

Cuando entréis en una casa, decid primero: "Paz en esta casa". Y si allí hay gente de paz, descansará sobre ellos vuestra paz; si no, volverá a vosotros. Quedaos en la misma casa, comed y bebed de lo que tengan, porque el obrero merece su salario. No andéis cambiando de casa. Si entráis en un pueblo y os reciben bien, comed lo que os pongan, curad a los enfermos que haya, y decid: "Está cerca de vosotros el Reino de Dios.""

COMENTARIOS

Koinonía 2007

Poco se conoce de los autores de los evangelios. Ellos no escribieron para darse a conocer, sino para ‘dar a conocer’ una verdad, un testimonio. Los evangelios no fueron escritos por los inmediatos seguidores de Jesús, sino por las generaciones sucesivas que descubrieron la importancia de conservar los testimonios de los apóstoles, discípulos y discípulas de Jesús. Además procuran comunicar estas verdades de manera sugerente y atractiva, como ya el mismo Jesús lo había hecho.

Hoy celebramos la fiesta del autor del tercer evangelio, a quien de acuerdo a la tradición damos el nombre de ‘Lucas’. Parece que ejerció como médico y acompañó a Pablo en algunos de sus viajes misioneros. Se tienen algunos indicios de la presencia de este evangelista en los últimos días de cárcel del apóstol Pablo.

Lucas escribió dos magníficas obras. La primera, su evangelio, está concentrada en la figura de Jesús, reconstruyendo e interpretando los antecedentes del bautismo (Lc 1-2) y el efecto de la Resurrección en la Iglesia (Lc 24). La segunda obra (Hechos) muestra el despliegue del Evangelio, que parte de Jerusalén y llega a Roma a través de las emblemáticas figuras de Pedro y Pablo. Las dos obras están dedicadas a un cristiano de nombre Teófilo, que seguramente patrocinó la primera publicación de los libros.