Reflexiones Bíblicas
San Lucas 21,20-28

Autor: Padre Juan Alarcón Cámara S.J

 

 

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: "Cuando veáis a Jerusalén sitiada por ejércitos, sabed que está cerca su destrucción. Entonces, los que estén en Judea, que huyan a la sierra; los que estén en la ciudad, que se alejen; los que estén en el campo, que no entren en la ciudad; porque serán días de venganza en que se cumplirá todo lo que está escrito. ¡Ay de las que estén encinta o criando en aquellos días! Porque habrá angustia tremenda en esta tierra y un castigo para este pueblo. Caerán a filo de espada, los llevarán cautivos a todas las naciones, Jerusalén será pisoteada por los gentiles, hasta que a los gentiles les llegue su hora.

Habrá signos en el sol y la luna y las estrellas, y en la tierra angustia de las gentes, enloquecidas por el estruendo del mar y el oleaje. Los hombres quedarán sin aliento por el miedo y la ansiedad ante lo que se le viene encima al mundo, pues los astros se tambalearán. Entonces verán al Hijo del hombre venir en una nube, con gran poder y majestad. Cuando empiece a suceder esto, levantaos, alzad la cabeza: se acerca vuestra liberación."

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La catástrofe cósmica era símbolo de la caída de un orden social injusto, que aparece como la inauguración de un mundo distinto. La caída del régimen opresor judío, consecuencia histórica del rechazo del Mesías, vendrá seguida de la caída sucesiva de los opresores paganos. «Las potencias del cielo que vacilarán» son los poderes divinizados cuyo prestigio se tambalea. Es el triunfo del Hombre sobre los opresores: «Entonces verán llegar al Hombre en una nube, con gran potencia y gloria» (21,27). Su gran 'potencia' de vida se opone a las 'potencias' de muerte que vacilan; su 'gloria' o realeza, a la realeza de los opresores que declina. Ante ese giro total de la situación, los discípulos, lejos de temer, tienen que ponerse de pie y alzar la cabeza, «porque se acerca -les dice- vuestra liberación» (21,28).

Jesús compone los primeros compases de la teología de la progresiva liberación del hombre de los poderes injustos. Es una historia lenta, llena de dolor y de malas noticias, pero irreversible. Es la última etapa de la evolución del hombre, el Hombre, sin más adjetivos, que ha empezado en el momento de la muerte de Jesús. La gloria de este Hombre se irradia a través de todos los portadores de paz y de buenas noticias, de todos los hombres y mujeres que trabajan para construir una sociedad más justa, que ponen sus talentos al servicio de los marginados y desamparados. Es la otra Historia, una historia que se escribe día tras día, no con letras de molde ni con eslóganes televisivos, sino con actos de servicio.