Reflexiones Bíblicas
San Lucas 4,24-30

Autor: Padre Juan Alarcón Cámara S.J

 

 

En aquel tiempo, dijo Jesús al pueblo en la sinagoga de Nazaret: "Os aseguro que ningún profeta es bien mirado en su tierra. Os garantizo que en Israel había muchas viudas en tiempos de Elías, cuando estuvo cerrado el cielo tres años y seis meses, y hubo una gran hambre en todo el país; sin embargo, a ninguna de ellas fue enviado Elías, más que a una viuda de Sarepta, en el territorio de Sidón. Y muchos leprosos había en Israel en tiempos del profeta Eliseo; sin embargo, ninguno de ellos fue curado, más que Naamán, el sirio."

Al oír esto, todos en la sinagoga se pusieron furiosos y, levantándose, lo empujaron fuera del pueblo hasta un barranco del monte en donde se alzaba su pueblo, con intención de despeñarlo. Pero Jesús se abrió paso entre ellos y se alejaba.

COMENTARIOS

Dos cosas conviene resaltar en el mensaje del evangelio de hoy y que continúan siendo de mucha actualidad entre nosotros, cristianos del siglo XXI: primera, la desconfianza respecto a quien puede ser guía para nuestra vida, luz para nuestro camino.

A cada momento necesitamos de esa dirección, de esa guía, de esa luz, y si nos fijamos bien, es escasa la vez que no pedimos en nuestra oración: "Señor danos tu luz…, guíanos por el difícil camino…, haznos ver…"; y cuando el Señor atiende nuestras súplicas, entonces no le damos importancia, no vemos más allá de la simpleza y cercanía de los hechos cotidianos, del hermano o hermana, la voz del Padre, la luz y la fuerza que tanto necesitamos y solicitamos. Quizás porque vemos que no hay sucesos espectaculares, o porque quien está a mi lado es de pronto menos importante que yo, menos instruido o ilustrado. Y segunda cosa, todavía creemos, como los paisanos de Jesús, que la acción de Dios sólo puede circunscribirse en los estrechos límites de "mi" iglesia, de mi comunidad o de mi grupo, porque "mi" iglesia , mi comunidad o mi grupo sí son fieles a la recta doctrina y a las sanas costumbres.

KOINONÍA 2008