Reflexiones Bíblicas

San Lucas 7,1-10

Autor: Padre Juan Alarcón Cámara S.J

 

 

Cuando Jesús terminó de decir todas estas cosas al pueblo, entró en Cafarnaún. Había allí un centurión que tenía un sirviente enfermo, a punto de morir, al que estimaba mucho. Como había oído hablar de Jesús, envió a unos ancianos judíos para rogarle que viniera a curar a su servidor. Cuando estuvieron cerca de Jesús, le suplicaron con insistencia, diciéndole: "El merece que le hagas este favor, porque ama a nuestra nación y nos ha construido la sinagoga". Jesús fue con ellos, y cuando ya estaba cerca de la casa, el centurión le mandó decir por unos amigos: "Señor, no te molestes, porque no soy digno de que entres en mi casa; por eso no me consideré digno de ir a verte personalmente. Basta que digas una palabra y mi sirviente se sanará. Porque yo _que no soy más que un oficial subalterno, pero tengo soldados a mis órdenes_ cuando digo a uno: 'Ve', él va; y a otro: 'Ven', él viene; y cuando digo a mi sirviente: '¡Tienes que hacer esto!', él lo hace". Al oír estas palabras, Jesús se admiró de él y, volviéndose a la multitud que lo seguía, dijo: "Yo les aseguro que ni siquiera en Israel he encontrado tanta fe". Cuando los enviados regresaron a la casa, encontraron al sirviente completamente sano. 

Leer el comentario del Evangelio por : Concilio Vaticano II Lumen Gentium 16 

Jesús alaba la fe de un centurión romano

Los que todavía no han recibido el evangelio también están ordenados al Pueblo de Dios de diversas maneras. En primer lugar, sin duda, está aquel pueblo al que se le dieron la alianza y las promesas y del que nació Cristo según la carne (cf Rm 9,4_5);...un pueblo amadísimo para Dios a causa de los padres de su fe, pues Dios no se vuelve atrás después de haber llamado y dado sus dones /cf. Rm 11,28_29). Pero el designio de salvación comprende también a los que reconocen al Creador. Entre ellos están, ante todo, los musulmanes que profesan tener la fe de Abrahán y adoran con nosotros al Dios único y misericordioso que juzgará a los hombres al fin del mundo.

Tampoco Dios está lejos de los que buscan entre sombras e imágenes al Dios desconocido, pues El da a todos la vida, el aliento y todo /cf. Hch 17,24_28) y el Salvador quiere que todos los hombres se salven /cf 1Tim 2,4). En efecto, los que sin culpa suya no conocen el evangelio de Cristo y su Iglesia, pero buscan a Dios con sincero corazón e intentan en su vida, con la ayuda de la gracia, hacer la voluntad de Dios, conocida a través de lo que les dice su conciencia, pueden conseguir la salvación eterna. Dios en su providencia tampoco niega la ayuda necesaria a los que, sin culpa, todavía no han llegado a conocer claramente a Dios pero se esfuerzan con su gracia en vivir con honradez. La Iglesia aprecia todo lo bueno y verdadero que hay en ellos, como una preparación al evangelio y como un don de Aquel que ilumina a todos los hombres para que puedan tener finalmente vida.

Pero muchas veces los hombres, engañados por el maligno, se pusieron a razonar como personas vacías y cambiaron el Dios verdadero por un ídolo falso, sirviendo a las criaturas en vez a de al creador /cf Rm 1,21; 24)...Por esto, la Iglesia pone todo su cuidado en favorecer las misiones para promover la gloria de Dios y la salvación de todos éstos, recordando el mandamiento del Señor: "Predicad el evangelio a todos los hombres. " (Mc 16,15)