Reflexiones Bíblicas

San Mateo 28,8-15

Autor: Padre Juan Alarcón Cámara S.J

 

 

En aquel tiempo, las mujeres se marcharon a toda prisa del sepulcro; impresionadas y llenas de alegría, corrieron a anunciarlo a los discípulos. De pronto, Jesús les salió al encuentro y les dijo: "Alegraos." Ellas se acercaron, se postraron ante él y le abrazaron los pies. Jesús les dijo: "No tengáis miedo: id a comunicar a mis hermanos que vayan a Galilea; allí me verán." 

Mientras las mujeres iban de camino, algunos de la guardia fueron a la ciudad y comunicaron a los sumos sacerdotes todo lo ocurrido. Ellos, reunidos con los ancianos, llegaron a un acuerdo y dieron a los soldados una fuerte suma, encargándoles: "Decid que sus discípulos fueron de noche y robaron el cuerpo mientras vosotros dormíais. Y si esto llega a oídos del gobernador, nosotros nos lo ganaremos y os sacaremos de apuros." Ellos tomaron el dinero y obraron conforme a las instrucciones. Y esta historia se ha ido difundiendo entre los judíos hasta hoy. 



COMENTARIOS

Las autoridades recurrieron a todo tipo de artimañas para eliminar cualquier rastro de Jesús. Incluso no dudaron en pagar una fuerte suma de dinero a Judas Iscariote para que delatara a su Maestro. Ahora, cuando la comunidad, liderada por el grupo de mujeres, vive la experiencia de la resurrección las autoridades se inventan otra treta para desprestigiar a sus discípulos que proclaman el valor universal de la obra de Jesús. Pareciera que el escándalo de la ignominiosa muerte en la cruz en lugar de callar la voz de Jesús la hubiera transformado en un clamor universal. El temor inicial de la comunidad da paso a una impetuosa confianza en el resucitado. La comunidad abraza los pies del resucitado y se encamina a la misión universal. La vuelta a Galilea señala un nuevo comienzo.

En muchas partes del mundo, especialmente en Europa, el cristianismo parece haber ‘envejecido’. El ímpetu misionero de los siglos anteriores ha cedido y ahora las comunidades sufren por falta de animadores. Parece como si el cansancio de las organizaciones sociales hubiera contagiado a los fieles cristianos. Pero, aún en esos signos negativos que algunos verían como signos de muerte, el cristianismo manifiesta todo su vigor y novedad. Nacen nuevas maneras de vivir la fe en el resucitado; las grandes masas de cristianos dan paso a los pequeños grupos que quieren encarnar los valores del evangelio.

El evangelio nos invita a abrazarnos a los pies del Señor para seguir su huella por los inesperados caminos del Espíritu.