Reflexiones Bíblicas

San Mateo 11,25-30

Autor: Padre Juan Alarcón Cámara S.J

 

 

En aquel tiempo, exclamó Jesús: "Te doy gracias, Padre, Señor de cielo y tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos y se las has revelado a la gente sencilla. Sí, Padre, así te ha parecido mejor. Todo me lo ha entregado mi Padre, y nadie conoce al Hijo más que el Padre, y nadie conoce al Padre sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar. 

Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré. Cargad con mi yugo y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontraréis vuestro descanso. Porque mi yugo es llevadero y mi carga ligera." 

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A Jesús lo define su corazón, su profunda sensibilidad humana y espiritual. Los teólogos lo definen como el hombre enteramente para Dios y para los demás. Ser cristiano es una cuestión de trato. Trato personal con Jesús, hasta dejarnos invadir por su Espíritu y entusiasmar por su causa. Los amigos se parecen, algo se les pega uno del otro. La cercanía y la comunión de corazón hace semejante a los que están envueltos en una amistad. El Deuteronomio ofrece un retrato del pueblo de la Alianza. Yahveh por puro amor lo eligió. Lo eligió por él mismo, no por sus cualidades, su grandeza o número, o por su fidelidad. Esta gratuidad del amor divino marca hasta el fondo. Nadie puede engreírse, ni sacar partido. Dios es el único que ama en estado puro. Te amo porque te amo, sin sacar provecho, aunque me seas infiel, te amo por ti mismo. San Juan entendió este misterio: "en esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios sino en que él, nos amó primero" (1 Jn 4, 10). Por eso la cumbre de toda la obra de Juan es: "Dios es amor" (1 Jn 4,8). Y si Dios nos amó de tal manera es para que nos amemos. El pueblo de la Alianza debe esforzarse en poner por obra los mandamientos. Ellos son el retrato de este Pueblo, su espejo, su carta magna, su sabiduría y justicia, su programa de vida, su identidad. Regirse por los mandamientos es orientarse y vivir al modo de Yahveh, según su Corazón, hasta parecerse a él que le ha creado a su imagen y semejanza. Los mandamientos en definitiva son amor, amor que nace de la libertad y de la Alianza.