Reflexiones Bíblicas

San Mateo 5,43-48

Autor: Padre Juan Alarcón Cámara S.J

 

 

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: "Habéis oído que se dijo: "Amarás a tu prójimo" y aborrecerás a tu enemigo. Yo, en cambio, os digo: Amad a vuestros enemigos, y rezad por los que os persiguen. Así seréis hijos de vuestro Padre que está en el cielo, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y manda la lluvia a justos e injustos. Porque, si amáis a los os aman, ¿qué premio tendréis? ¿No hacen lo mismo también los publicanos? Y si saludáis sólo a vuestros hermanos, ¿qué hacéis de extraordinario? ¿No hacen lo mismo también los gentiles? Por tanto, sed perfectos, como vuestro Padre celestial es perfecto." 

COMENTARIOS

Si la violencia debe tener un límite y el cristiano tiene que acabar con ella, hay algo que no debe tener límites: el amor. Si en el libro del Levítico (19,18) estaba mandado amar al prójimo, y los judíos pertenecientes a la secta de los esenios mantenían que había que odiar al enemigo (cf Sal 139,19-22), Jesús acaba con esta distinción, proponiendo amar, llegado el caso, hasta lo inimaginable, hasta al enemigo. Jesús llega a incluir dentro del concepto de "prójimo" no sólo "al que está cerca de mí", sino también "a aquél a quien yo me acerco", como queda manifiesto en la parábola del samaritano, donde este hombre se acerca al malherido para curar sus heridas y no tiene dudas en prometer al posadero que pagará todos los cuidados que tenga con el malherido hasta que esté restablecido del todo. El discípulo debe adoptar esta actitud de amor sin fronteras, siguiendo el modelo de Dios que manda luz, calor, agua y vida a todos por igual, a malos y buenos, a justos e injustos. Los cristianos tienen que practicar este amor universal, aunque con frecuencia no sean correspondidos. A la hora de amar, deben estar dispuestos a no hacer distinciones entre amigos y enemigos. Solamente de este modo llegarán a ser hijos de Dios, esto es, de su misma naturaleza, o lo que es igual, todo amor que se ofrece al otro para darle vida.