Reflexiones Bíblicas

San Mateo 9,14-17

Autor: Padre Juan Alarcón Cámara S.J

 

 

En aquel tiempo, se acercaron los discípulos de Juan a Jesús, preguntándole: "¿Por qué nosotros y los fariseos ayunamos a menudo y, en cambio, tus discípulos no ayunan?" Jesús les dijo: "¿Es que pueden guardar luto los invitados a la boda, mientras el novio está con ellos? Llegará un día en que se lleven al novio, y entonces ayunarán. Nadie echa un remiendo de paño sin remojar a un manto pasado; porque la pieza tira del manto y deja un roto peor. Tampoco se echa vino nuevo en odres viejos, porque revientan los odres; se derrama el vino, y los odres se estropean; el vino nuevo se echa en odres nuevos, y así las dos cosas se conservan." 

COMENTARIOS

En todas las religiones existen ciertas devociones y prácticas piadosas sobre las que se hace recaer todo el peso de la expresión religiosa. Estas prácticas se utilizan como un medidor de la religiosidad de una persona, pero, como nos lo muestra el evangelio, no podemos pensar que en el cristianismo ocurra de la misma forma.

En la época de Jesús, el ayuno era valorado como una expresión religiosa valiosa en si misma, sin ninguna conexión con las necesidades sociales o con la salud de las personas. El ayuno ponía en evidencia el esfuerzo individual, pero no la solidaridad con los que ayunan permanentemente por falta de alimentos. Jesús coloca todos los valores al contrario, o sea al derecho para una persona no alienada por los prejuicios sociales, étnicos y culturales. Para él lo más importante no es la ‘dieta’, sino la experiencia que en ese momento realiza la persona. Los rituales no tienen valor en si mismos. Deben ir acompañados de una actitud que ponga en evidencia los valores vitales: la felicidad, el amor, la solidaridad. Para Jesús no son importantes las devociones aisladas, sino la capacidad de vivir auténticamente la historia como un encuentro gozoso con el Dios de la vida. Por esto invita a los discípulos de Juan bautista a dejar el molesto cinturón de camello y el ayuno programado para hacer el sacrificio de vivir la vida con alegría y sencillez de corazón. La mejor religión es la que nos acerca al Dios exigente y amoroso, no la que nutre nuestra autosuficiencia con practicas individualistas y autosatisfactorias.