Reflexiones Bíblicas

San Mateo 11,28-30

Autor: Padre Juan Alarcón Cámara S.J

 

 

En aquel tiempo, exclamó Jesús: "Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré. Cargad con mi yugo y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontraréis vuestro descanso. Porque mi yugo es llevadero y mi carga ligera." 

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El evangelio suele expresarse por medio de contrastes, paradojas y frases extremadamente sugestivas. Cualquiera podría pensar que lo que hoy nos propone Jesús es una terrible contradicción. Sin embargo, el objetivo del texto es causar una honda impresión en el oyente o lector. Y hace esto precisamente para comunicar pensamientos a los que nuestra mente se suele resistir.

Para la sociedad en la que vivió Jesús, así como para la nuestra, el descanso es una verdadera bendición divina. La carga del trabajo semanal nos deja extenuados y el día de reposo nos permite reconstruir los lazos de afecto con Dios, con nuestras familia y con nosotros mismos. Jesús aprovecha esa idea y nos la repropone con un contenido diferente. El convoca a todos los abatidos, a las personas agobiadas por los mecanismo de exclusión social y religiosa y les propone llevar otro yugo, otro peso: el yugo de la libertad. Pero este yugo nos exige humildad y mansedumbre, es decir, honestidad personal y capacidad de diálogo y tolerancia.

Para las personas que se sienten agobiadas con las mil prescripciones de la vida social y que se someten por la fuerza a los grandes mecanismos de alienación, la única alternativa que les queda es la de asumir la terrible carga de la libertad. Y en esto consiste la propuesta de Jesús: en asumir la libertad como un camino de realización humana que nos conduce hacia Dios. Por eso, su yugo es llevadero y su carga ligera.