Reflexiones Bíblicas

San Mateo 13,44-46

Autor: Padre Juan Alarcón Cámara S.J

 

 

En aquel tiempo, dijo Jesús a la gente: "El reino de los cielos se parece a un tesoro escondido en el campo: el que lo encuentra lo vuelve a esconder y, lleno de alegría, va a vender todo lo que tiene y compra el campo. El reino de los cielos se parece también a un comerciante en perlas finas que, al encontrar una de gran valor, se va a vender todo lo que tiene y la compra." 

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Muchas personas hemos pasado por la vida sin una motivación interna que nos llene de sentido, que oriente y acompañe nuestra existencia. Vagamos por distintos caminos sin sentido, dando saltos en búsqueda de algo o de alguien que nos dé seguridad, y no encontramos nada definitivamente...

Muchos hemos creído encontrar un sentido para nuestra vida cuando estamos bien económicamente, o quizás cuando establecemos una relación afectiva aparentemente estable. Pero el sin sentido sigue aquí, dando vueltas sobre nosotros mismos, exasperándonos y haciéndonos perder lo poco que nos queda de paciencia.

Ojalá nos sucediera como a esos dos personajes de las parábolas de hoy, ese hombre que encuentra un tesoro sin buscarlo o la de ese comerciante que buscando perlas finas encuentra una de incalculable valor... Pero será que estos dos personajes, que encontraron algo fundamental que cambio radicalmente sus vidas y se despojaron de todo cuanto tenían y salen a poseer y gozar, con nuevo espíritu, la nueva adquisición que encontraron, encontraron la clave definitiva para su felicidad. ¿Cuál será la clave para que sientan tanta seguridad en dejar todo lo que tenían, para adquirir lo que acaban de encontrar?

Hoy comprendo que si las parábolas quieren expresar una faceta o actitud que hay que tener frente a la realidad del Reino, la invitación está en saber buscar con interés la novedad que todavía no se ha descubierto para nuestra vida. Pienso que el encuentro con la Palabra se puede convertir en el tesoro o la perla que nos descubre el Reino.