Reflexiones Bíblicas

San Mateo 9,35-10,1.6-8

Autor: Padre Juan Alarcón Cámara S.J

 

 

En aquel tiempo, Jesús recorría todas las ciudades y aldeas, enseñando en sus sinagogas, anunciando el Evangelio del reino y curando todas las enfermedades y todas las dolencias. Al ver a las gentes, se compadecía de ellas, porque estaban extenuadas y abandonadas, como ovejas que no tienen pastor. Entonces dijo a sus discípulos: "La mies es abundante, pero los trabajadores son pocos; rogad, pues, al Señor de la mies que mande trabajadores a su mies." Y llamando a sus doce discípulos, les dio autoridad para expulsar espíritus inmundos y curar toda enfermedad y dolencia. 

A estos doce los envió con estas instrucciones: "Id a las ovejas descarriadas de Israel. Id y proclamad que el reino de los cielos está cerca. Curad enfermos, resucitad muertos, limpiad leprosos, echad demonios. Lo que habéis recibido gratis, dadlo gratis." 

COMENTARIOS

Los «sumarios» eran resúmenes de la actividad de varios días, meses e incluso años. El Nuevo Testamento los usa para sintetizar la intensa actividad de Jesús, toda su obra salvífica. Por eso, cuando leemos los evangelios debemos darnos cuenta que éstos nos comunican experiencias de fe muy organizadas y resumidas, y que fueron escritos con el objeto de que crezcamos procesualmente en la fe. No debemos buscar en los evangelios una crónica periodística de la acción de Jesús, porque lo que a los escritores les interesaba era el significado de su persona y de su obra.

El texto presenta un «sumario» de la polifacética acción de Jesús en Palestina, especialmente en Cafarnaún. Primero como Maestro, comunicando la Buena Nueva, el Reino, y corrigiendo las enseñanzas equivocadas de los legalistas. Luego como Terapeuta, atendiendo a los enfermos con dolencias físicas, psicológicas y espirituales. Su interés estaba en librarlos de la idea que tenían de ser pecadores o endemoniados. Tercero como Pastor, pues Israel se encontraba en ese momento a la deriva, en medio de las autoridades nacionales serviles al imperio y de líderes populares afiebrados por un nacionalismo miope. Como Pastor él se compadecía de las multitudes y trataba de orientarlas por el camino de la solidaridad, la fraternidad y la tolerancia. Por último, como organizador de comunidades de personas inquietas, que necesitaban un factor de cohesión, un líder que los vinculara y los ayudara a crecer como personas.